jueves, 14 de mayo de 2009

Madness in Sunday's night

Botella de vodka para dos
Entrada triunfal con caida espectacular
Bailes en el podium central
Magreo con el rubio de ojos azules
Cigarro a 100m del arco del triunfo (siempre en los campos eliseos)
Bailes en el centro de la discoteca
Magreo salvaje y besos incluidos con el rubio de ojos azules
Calor...ganas de salir a fumar..saliendo
Fabien y yo nos miramos a 2 dedos de distancia
Le como el cuello
Me voy sin esperar reacción
vuelvo y mi amigo esta liandose con uno
Me pongo a bailar con niño mono
Aparece el rubio de ojos azules para despistarmelo
Se va el niño mono
Me voy yo con mi amigo
Fin


Pero sigo pensando en ti! aunque tu tan siquiera recuerdes quién soy yo

La alegría momentanea (fin)

Y la alegría...se quedó en eso...momentánea

No volvió a dar señales de vida...

viernes, 8 de mayo de 2009

La alegría momentanea

Ayer me lleve uno de los alegrones más grandes de hace tiempo. Y la verdad, que después de haber dormido mejor que un bebé, me he dado cuenta que he hecho castillos en el cielo. Después de haberme atrevido a mandarte el mail (gracias a los ánimos que me han dado ciertas amigas), estuve contento, puesto que había tenido, una vez más, valor para hacer cosas que normalmente no hago. No niego que después estuve desconectado para no ver si tu aparecías online.

Al final, se conectó una persona con la que quería hablar, así que me puse en no disponible, y ahí estabas tú. No me hablaste, y no me molestó para nada, es más prefería que no respondieses a que fueses borde. Así que tras hablar con mi amigo, me dispuse a ver una película, Cuando menos te lo esperas.

Fruto del azar, de la casualidad o del destino, cuando acabé justo la peli (que por cierto, acaba en París al lado del Hôtel de ville, zona muy frecuentada por mí, y muy cercana al barrio gay) vi que alguien me acababa de escribir. Eras tú. Me pusiste “on peut boire un verre au début de la semaine prochaine”.
Mentiría si no dijese que me sentí el hombre más feliz del mundo. Me dieron muchísimas ganas de gritar, ya no por el hecho de que aceptabas quedar conmigo, sino por el hecho de que un francés contestase a un mail, o diese señales de vida. No recordaba esta sensación de triunfo.

Hoy, tras haber hablado con mi mejor amiga, he visto las cosas mucho más realistas. Así que ya no estoy ni mucho menos tan feliz como ayer, aunque si orgulloso por haber obtenido una respuesta.

No sé por qué me he empeñado tanto en quedar contigo, no sé por qué te he idealizado en mi cabeza, y mucho menos por qué me pongo nervioso al verte delante de mí. No creo que para cuando vuelvas de tu fin de semana en casa te acuerdes de lo que me dijiste, pero aunque te acuerdes, no tengo claro que vaya a aceptar tu propuesta, por el simple hecho de que jamás hemos mantenido una conversación por el msn, así que creo que el hecho de vernos en persona, no va a mejorar la sensación de aburrimiento que ambos tenemos cuando hablamos. Tú porque no contestas, y yo porque espero tu respuesta.

En fin, lo dicho, nadie me va a quitar la alegría que sentí ayer. Pero el futuro es incierto, y no debo esperar nada de las palabras escritas, al fin y al cabo, no es la primera vez que se tuerce todo. Es más, todo lo contrario, todavía no he vivido una vez en la que algo saliese totalmente redondo.

miércoles, 6 de mayo de 2009

Difícil de creer, pero fácil de sentir


Siento que no te he dicho toda la verdad. Y sé que no debo decírtela puesto que poco voy a conseguir más que echarte de mi lado. Cierto, si leyeses esto, alucinarías con lo que siento por ti. Sé que no te conozco, pero sé mucho más de ti de lo que tú te piensas.

Sé tu blog, sé tu facebook, sé algunas cosas de ti, pero siempre indirectamente. He visto videos tuyos, y sé que aunque no me lo hayas demostrado, eres una persona genial. Se puede ver en tu cara que eres buena persona, es más, creo que noto tu timidez, así como que no eres el típico niñato gay que lo único que busca es tener a algún chico en su cama como la mayoría de los que he encontrado en esta ciudad.

Me da miedo el mail que te he mandado, por el simple hecho de que no creo que llegues a entender la casi necesidad que tengo de conocerte, para intentar buscarte defectos que me hagan olvidarme de ti.

Y normal que quiera buscarte defectos, porque en estos momentos te has metido muy dentro de mi cabeza. Sé que es imposible, que no te conozco, y que lo único que consigo así es pasarlo mal. Pero no es del todo cierto. Sueño contigo, evidentemente no en plan sexual ni nada de eso, pero el otro día cuando te vi en la discoteca, mi corazón se puso a latir más fuerte, y un miedo increíble se apoderó de mí, un miedo irracional a parecerte insuficiente. Me gustó tu forma de bailar, en verdad en tu cara se veía que no lo estabas pasando demasiado bien, y que la música no te atraía demasiado, pero si te hubieses percatado que tenías a un chico mirándote sin parar e intentando a través de tus ojos comprender más cosas de ti…

Ayer cuando me viniste a hablar, otra vez me puse nervioso. Era la primera vez que venías a hablarme, después me di cuenta de que a lo mejor es que te llegó en ese momento el saludo que te hice en la madrugada del domingo, pero aún habiéndome dejado a la mitad de la conversación, he de decir que soñé contigo. Soñé que me abrazabas y me dejabas dormir a tu lado, y he de decir que hacía tiempo que no descansaba tan tranquilamente.

No encuentro nada positivo en el hecho de tener tantas ganas de conocerte. Me voy a ir en breve, quizás si la suerte no me acompaña, para no volver. Y aunque suene egoísta, me parecería mal enamorarme de ti, cuando posiblemente ni yo te atraiga, ni pueda darte lo que tú buscas.

Sólo quiero que sepas una cosa. Gracias. Gracias por haber aparecido en mi vida, para darme cuenta de que yo no soy una persona que pueda meterme en la cama con alguien a quien no conozco. Puede que jamás lo llegues a saber, pero gracias a ti saqué demonios de mi cabeza, y creo que me has hecho conocerme un poco más.

domingo, 3 de mayo de 2009

El reto de saber perder


Ya no sé que más hacer. Debe de ser que tengo pegado en la frente el cartel de “putón”. Tan siquiera me da la oportunidad de conocerme. Sólo un día conseguí tener una conversación interesante con él. Y fue interesante porque trataba de alguien importante para él, una amiga.

Evidentemente, este no es el sitio para “venderme”, es más, es que no sé hacerlo. Pero me sirve como vía de escape, donde escribir lo que pienso, lo que siento. Lo más gracioso de todo, es que sigo teniendo muchas ganas de hablar con él. No lo conozco, cierto, pero hay algo en él, en su forma de ser, que me resulta atractivo.

No negaré que es guapo, evidentemente ya me dejó claro que yo para él no lo soy, después de varias frases que me descolocaron, “no creo que te vaya a gustar”, “te pega un chico grande y musculoso”. Es cierto, es el mundo gay, el físico y el sexo están a la orden del día, y pocos muestran el interés por la persona. Soy gay, lo tengo claro, pero no por ello soy como el resto. Prueba de ello es que dentro de poco ya voy a cumplir un año sin que nadie me haya dado un beso, y aún sueño con pasear por la ribera de “la Seine” con un chico, con MI chico, hablando de cualquier cosa, pero sabiendo al mismo tiempo que será un recuerdo para toda la vida.

Poco que decir, porque todo son sentimientos de decepción. Está claro que no estoy enamorado de él, tan siquiera sé si lo podría llegar a estar. Pero el simple hecho de verlo conectado, mirando su foto del perfil, me hace soñar con lo imposible.

Cuándo dejaré de montarme películas introduciendo a protagonistas que tan siquiera quiere aparecer de “extras” en ella? Es bueno ser gay y romántico, o por el contrario es considerado como un defecto?

Son muchas dudas las que tengo, pero la que más me incomoda, es la razón de no haber tenido la oportunidad de dejarme conocer. Para mí, es decepcionante, porque debo dar una imagen irreal de mí. Sé que llevo una máscara para que no me hagan daño, pero al mismo tiempo, cuando me la quitó, me vuelvo demasiado vulnerable y temeroso.

Ojalá un día las cosas cambien, ojalá un día encuentre alguien que quiera traspasar la barrera y tenga interés en conocerme. Mientras tanto, seguiré mi camino, sin prisa pero sin pausa.

sábado, 2 de mayo de 2009

Esforzandome por conocerme...


Miedo. Así empezó la noche. Siempre tengo la misma sensación ante un reto, que no voy a estar a la altura, y la verdad que no es por lo que piensen los demás, sino por la sensación con la que volveré a mi guarida. Pasadas las diez de la noche, decidí no prolongar más las vueltas alrededor de la manzana, y asumir el riesgo de intentar conocer nuevas personas.

Como era lógico, al principio me embargó la sensación de soledad. Un ambiente diferente, con gente variopinta, en una casa de ensueño, que lo único que conseguían era hacerme más pequeño si cabe.

Gracias al alcohol, o al dicho “de perdidos al río”, poco a poco el anfitrión se encargó de que algunos de sus invitados me viniesen a dar conversación. Se había dado cuenta que romper el hielo no es una cualidad mía. Tras unos cuantos vasos de diferentes bebidas, empecé a disfrutar realmente de la fiesta, e incluso a conocer nuevas personas.

A las once quería irme, y a la una y media, cuando volví a mirar el reloj, me di cuenta de que ya no tenía esa sensación de soledad. Mi viaje a Francia, me ha enseñado a observar, a mirar todo aquello que tengo alrededor, así como las personas, antes de dar un juicio de valor.

En concreto me quedo con unas pocas personas que verdaderamente me resultaron interesantes, y a las que por supuesto espero algún día volver a ver. No creo que sea alrededor de unas frambuesas, ni fresas tan sumamente ricas, pero mientras sea en París, seguirá siendo especial.

La noche se vio truncada a las cuatro y pico de la mañana, por los siempre “queridos” policías. A partir de ese momento, después de la multa pertinente, la gente empezó a irse a marchas forzadas. Ayudando un poco a recoger, terminamos siendo los últimos pesados en irnos.

Como si de una estrella se tratara, a la salida había tres taxis esperando a los tres que quedábamos, siendo lo más sorprendente de todo, el hecho de que fueron pagados por Mr. Martin (a quien por desgracia no conozco y no puedo agradecer dicha deferencia).

Sólo tengo un deseo, poder conseguir algún día el grado de complicidad que tuvieron mis anfitriones, lograr encontrar una persona que tenga inquietudes y miedos como yo, que me ayude y me apoye en los momentos difíciles que vendrán, pero sobretodo que consiga hacer aparecer la sonrisa y la expresión en los ojos que ayer vi en aquellas dos personas.

Para terminar, sólo una palabra. Aquí, en Francia se utiliza demasiado, a veces incluso pienso que no es valorada correctamente.

GRACIAS

sábado, 25 de abril de 2009

Examen suspenso


Quiero aprender. Quiero aprender a que las cosas sean indiferentes para mí, que no me afecten, a no esperar que los demás piensen un mísero medio segundo en mí.

Ya no sé cómo hacerlo. Intento esforzarme para no caer siempre en la rutina, para no comerme la cabeza con el chico que apenas conozco, para pensar en cómo conseguir que me hable sin resultar pesado.

IMPOSIBLE. Es la única solución que se me ocurre, yo no estoy hecho para el amor, o lo que es lo mismo, no soy suficientemente interesante como para “volverme a ver”.

Disfruto al máximo de aquellos que me dan un poco de su tiempo, quizás hago demasiadas payadas, quizás me he dado cuenta de que aunque sólo se trate de una UNICA cita, en ese rato soy realmente feliz.

Después vendrá la decepción, el no ser admitido e incluso ser eliminado, pero quiero pensar que los minutos que paso al lado de esa persona que me interesa, son también minutos especiales para él.

Es lo único que me queda, que algún día aparezca una persona que no sólo quiera verme en su cama, sino que quiera intentar descubrir a esa persona que se esconde tras multitud de complejos.

Mientras tanto, muchísimas gracias por la tarde de aquel 23 de abril en París. Sí, va por ti, Adrien, aunque no vas a entrar aquí, y mucho menos entenderlo, pero necesitaba salir de casa, tomarnos aquel frapuccino de vainilla y disfrutar tocando todas las cosas que vimos en las tiendas. Mucha suerte en tus exámenes, estoy seguro de que vas a sacarlos y con nota.

lunes, 30 de marzo de 2009

Mi chica


Querido sauce llorón que siempre estás en lagrimado

Llorando pareces enojado

Quizás es porque te dejo un día

O porque dijo que quedarse no podía

En tus ramas se columpiaba

Y ahora añoras la felicidad que eso te daba

Tus hojas regalaban fresca brisa

Y creíste que nunca se apagaría su risa

Sauce llorón escucha el viento

Te diré algo que calmará tu lamento

Quizá pienses que para siempre la muerte se lo llevó

Pero en tu corazón eternamente se alojó.

.................
Ojalá algún día, alguien sea capaz de escribir algo tan bonito sobre mí...a día de hoy, lo dudo muxo.

miércoles, 11 de marzo de 2009

Una carta para mí (escrita por mi?)

Qué raro!- es lo primero que pensé al recibir una carta- Hacía mucho tiempo que nadie se acordaba de mí.

Como últimamente, estaba otra vez teniendo una conversación conmigo mismo. Algunos de mis amigos me han dicho en repetidas ocasiones que debería ir al médico, puesto que no es normal, pero precisamente en mi fuero interno, creo que me sirve de terapia para todas mis paranoias mentales.

Abrí la carta, el remitente me dejó un poco perplejo. Era YO. Cada vez me intrigaba más esta carta que iba en un sobre naranja. O bien era una broma pesada, o ya no tengo memoria, ya que no recuerdo haberla escrito.

Con toda la intriga, desplegué el folio y me dispuse a leerlo. Nada más comenzar me fijé en la fecha 10 de Marzo de 2009, no podía ser, si nosotros estamos a 26 de Septiembre de 2007. Ante esta rara percepción, empecé a sentir miedo, puesto que la letra era la mía.

La dirección era parisina, o al menos esa ciudad aparecía en el remite. No podía ser, era lo último que necesitaba el día antes de comenzar mi aventura. Ya estaba yo lo suficientemente nervioso e inaguantable, para que alguien me gastase una broma “del futuro”. Ya tenía las maletas hechas, pero sobre todo, más que equipaje, lo que llevaba era exceso de miedo. Jamás me había parado a pensar en el momento de pedir la beca, los momentos de angustia que pasaría al dejar por primera vez mi casa, mi familia, mi ciudad. Y mucho menos quería que una broma pesada me hiciese romper a llorar una vez más.

Me tomé unos minutos para dilucidar si quería continuar, o si sería mejor guardarla en un cajón. Supongo que sería el afán de cotilleo el que me llevó a tomarme varios minutos para leerla tranquilamente, intentando fijarme si las expresiones eran mías, o si simplemente alguien había copiado mi letra para gastarme una broma pesada.

Al acabar de leerla, termine perplejo, era yo, eran mis expresiones, o bueno, al menos algunas de ellas, puesto que otras parecían un poco indio, palabras extrañas se habían colado, y aún siendo mía, noté una madurez que no me pertenece.

Poco más hice ese día, fueron quizás las palabras que necesitaba oír. El viaje no tenía vuelta atrás, pero esa noche dormí con mi sobre naranja debajo de la almohada, esperando que por ósmosis las palabras que contenía se infundiesen en mi cabeza y me diesen aquel valor del que hablaban.

La carta


Hola Jaime,

Supongo que estarás alucinando al haber recibido una carta, que te puedo asegurar que TODAVÍA no has escrito. Suena a película de ciencia-ficción, pero he conseguido un medio para intentar ayudarte en el paso que vas a dar. Soy Jaime, pero en una fecha diferente. Para mí, hoy es 10 de Marzo de 2009, acabo de llegar de nuevo a Paris (sí, sé que te sonará todo muy extraño, pero intenta entender lo que te voy a contar).

Tengo que darte la enhorabuena, acabo de saber hace pocos días que ya SOMOS ingenieros. Sé que por el momento ves todo muy lejano, pero te aseguro que lo vas a conseguir, bueno, que lo VAMOS a conseguir. Desde aquí te digo que te va a costar lo tuyo, que no vas a vivir el Erasmus que tienes en tu cabeza, que te va a tocar trabajar, pero sobretodo madurar a marchas forzadas. No te voy a contar lo que te va a pasar, puesto que son pruebas que debes pasar por ti mismo para llegar a ser quien soy, sólo te digo, que tienes tesón, y aunque no lo creas, eres valiente, por lo que te aseguro que aún derramando lágrimas, conseguirás salir de todo.

Estoy en Paris, tu sueño. Lo he conseguido, si bien te digo que en Aix-en-Provence vas a conocer a las que a día de hoy considero mi familia. Con ellas pasarás los mejores momentos, ellas te consolaran en los momentos duros, pero lo único que te adelanto, es que desgraciadamente, después del año que vas a pasar en Aix, tendréis que hacer muchos esfuerzos para veros, puesto que no seréis del mismo país. Ahora empieza una nueva vida para mí, bueno para los dos, el intentar encontrar un trabajo, pero bueno, de momento creo que esto no te preocupa demasiado.

El otro tema que sé que tienes en la cabeza es los chicos. Sé que cogiste esta beca como medio de escape, sé que te está costando mucho separarte de aquel chico que piensas que es el amor de tu vida (en este punto, aunque no deba decirtelo, te aseguro que en poco tiempo te darás cuenta lo equivocado que estabas) pero lo que más te impide conciliar el sueño es el hecho de sentirte atraído por personas de tu mismo sexo. Vas a madurar mucho también en este aspecto. SOMOS gays, nos gustan los chicos, por mucho que quieras negarlo. En este aspecto, tengo que decirte que tampoco vas a vivir un orgasmus, pero si vas a aprender a conocerte, a comenzar a asumir que no estás enfermo, y que no haces daño a nadie queriendo a otros chicos.

Sé que no me vas a creer lo que te voy a decir, pero HEMOS EMPEZADO A SALIR DEL ARMARIO! Evidentemente, nadie en casa sabe nada, aunque supongo que lo intuyen, pero casi todos tus amigos, bueno, casi todas las amigas que te quedan (puesto que siento decirte que Lorena tuvo razón y muchos de los que considerábamos amigos han desaparecido) saben lo que somos, y en general lo han aceptado estupendamente, es más algunas no hacen atención y se sorprenden cuando opinamos sobre algún chico.

Te diría muchas más cosas, que sé que me hubiese gustado saber en el día en el que vas a recibir la carta, pero creo que con estos puntos clave, hoy conseguirás dormir un poco, pero sobretodo, afrontarás el reto teniendo claro que puedes, que PODEMOS.

Un abrazo,

Jaime

P.D.: siento decirte que sigues soltero y sin compromiso, y aunque en el momento en el que lees la carta te parecerá lo mejor, a día de hoy, te aseguro que necesitarás tener un chico a tu lado. Ya lo descubrirás por ti mismo!

miércoles, 25 de febrero de 2009

Volver


Otra vez a hacer las maletas. Como siempre, cada vez es diferente, esta vez debería ser la última, y digo debería, porque no lo va a ser. Pero lo que si es cierto es que esta vez voy a dejar mi habitación con la mitad de ropa, puesto que aunque mi subsconsciente se niegue a asumirlo, mi sueño francés tiene toda la pinta de estar llegando a su fin.

Sería el momento de valorar mi estancia, de hacer balance de las cosas que pensé que me encontraría en esta andadura parisina. No merece la pena, no tengo ganas de abandonar este sueño. Cierto que no he hecho ningún amigo nuevo (o por lo menos aquellos que creo haber hecho no son residentes de esta ciudad), cierto que no sé si he hecho el ridículo en lo que a mi escuela se refiere, pero lo que tengo claro, es que me gustaría quedarme aquí.

Lo más difícil de entender de esta afirmación, es que no soy capaz de dar razones de por qué quedarme aquí, en esta ciudad en concreto. Lo sé, el carácter francés no es demasiado parecido al mio, en cuanto al amor, no he sacado nada positivo en esta ciudad, pero creo que está llena de oportunidades, creo que si logrará encontrar un trabajo, y gracias a ello un mini-apartamento donde vivir, podría comenzar a desarrollar mi vida aquí.

Podría continuar expresando mis sentimientos, como recuerdo las personas con las que hablé al llegar aquí, la gente que aún sin saberlo se convirtieron de alguna manera en confidentes.

Mi sueño va a hacer una parada de descanso, unos días en los que volveré a mi casa y veré a los pocos amigos que ya me quedan en mi ciudad, para después con la locura de la mano irme a esquiar a mi “país multicolor” con el nerviosismo de saber si habré conseguido convertirme en ingeniero o si por el contrario tendré que esperar algún tiempo más.

…próximo destino: Madrid (aeropuerto de Barajas)…

domingo, 22 de febrero de 2009

tormenta de verano...


No. Las cosas no cambian por mucho que uno sueñe con ellas. Lo he aprendido, o mejor dicho, no tengo otro remedio que aprenderlo. Hacía ya más de un mes que no me ponía delante del ordenador para escribir, para expresar lo que ya no hace más que daño en mi cabeza.

Otra vez confié en hacer amigos aquí, otra vez me equivoqué. Otra vez intenté dar una oportunidad de amistad a un ex, otra vez me equivoqué, dándome cuenta de que una vez que la ceguera se me pasa, generalmente no veo ningún punto interesante en la persona que aún sentada enfrente, y más aún, incluso habiendo compartido cama y momentos de lujuria, me parece un total desconocido.

En mi cabeza no oigo más que “ya te lo dije”, pero en mi corazón todavía guardo la esperanza de que aquel chico que no parece muy inteligente, que no es muy guapo, pero que me habla y recuerda las conversaciones que tenemos, sea capaz de quedar conmigo a tomar una simple coca-cola, y me demuestre que no soy un iluso por esperar conseguir un amigo de mi “ambiente”.

Efectivamente hoy no veo las cosas claras, y como mucha gente me ha dicho, soy un “extremista” en lo que a sentimientos se refiere, o blanco o negro, no soy capaz de entender un gris, puesto que no considero este color como una situación estable. Hoy la noticia ha sido mala referente a mis calificaciones, no sé qué va a pasar, no sé si voy a conseguir superar el obstáculo, o me convertiré en el hazme reír de todos mis allegados. Sé que no soy inútil, sé que no soy retrasado, y sobre todo, sé que me he esforzado, pero puede que dicho esfuerzo no haya sido suficiente para conseguir superar el último obstáculo. Todo está en manos ajenas, lo cual me desconcierta, prefiero tener todos los cabos atados.

Lo más triste de todo…que me he esforzado por conseguir mis metas académicas, dejando de lado otros aspectos importantes. Cuando pensé que comenzaba a entablar relación de amistad con mis compañeros, el curso se acabó, para posiblemente no volver a cruzarme con alguno de ellos. Cuando soñaba con encontrar por estas calles un trabajo que me permitiese desarrollarme como persona, recibo la noticia de que a lo mejor tengo que retrasar la búsqueda de trabajo, en fin, parece que mi vida es triste, pero lo mejor de todo es que no puedo quejarme, porque a muchos le gustaría tener la suerte que tengo yo en otros aspectos, así como las amistades (que aunque repartidas por el mundo) tengo.

Desde aquí euharisto!! Por los 10 días tan increíbles que he pasado con vosotras en Atenas, siempre una parte de mí se queda en la terminal del aeropuerto, pensando que no me separo de vosotras. Jamás pensé que en 9 meses conseguiría una amistad que sin lugar a dudas se ha transformado en una relación de hermanos.

…y seguiré escribiendo, aunque los días no sean soleados…

sábado, 17 de enero de 2009

Alguien inesperado


No podía ser, llegaba de nuevo tarde. Esta vez no tenía excusa, fue él quien dijo de quedar, y yo, aunque me daba miedo en un principio, reconozco que estaba nervioso.

Me sorprendió, quizás porque en mi cabeza todavía están los recuerdos de Miguel, pero no me había planteado que este chico simpático, fuese atractivo. Fuimos al centro, y como no, al llevarme por calles desconocidas, terminé perdido en un bar, alrededor de una “despe” y buena compañía.

Estuve tres horas con él. Pero no es el hecho del tiempo que estuve con él, sino que tomé conciencia cuando miramos el reloj y ya eran las once de la noche. Yo aunque no fuese mi idioma, no paré de hablar, como siempre cometiendo algunos fallos cuanto menos graciosos, mientras merodeábamos por las calles de aquel barrio, le Marais. Me llevó a una biblioteca temática, donde conseguí que me aconsejara un libro “diferente”, comentamos la música que nos gustaba, pero esta vez alrededor de unos mojitos. Todo transcurrió rápidamente.

Terminé confundido, llegó la hora de volver, y al pasar por delante de Notre Dame, con el abeto todavía iluminado, ya no sabía que pensar del chico que tenía a mi lado.

Hasta que decidió reírse de mí. No lo hizo de forma cruel, es más, considero que bastante esfuerzo hizo para entenderme durante todo el rato, pero tengo claro que no escogió el momento apropiado.

La puerta del tren se cerró tras de mí, habiéndome despedido de él con un frio “bonne soirée”. No sé si volveré a hablar con él, siquiera sé si debería, pero de lo que se presumía una tarde aburrida, salió una muy entretenida velada con alguien inesperado.

miércoles, 14 de enero de 2009

Dejando atrás mi ciudad


“Última llamada para los pasajeros del vuelo con destino París”.
Había llegado con el tiempo justo al aeropuerto, incluso había tenido la suerte de poder comer en mi casa con mis padres, para luego con prisas coger el ave que me llevaría a Madrid, y desde allí a París. Era fácil describir mi sensación, la tristeza.

Cada vez que vuelvo, se me hace más difícil, y ya no es por el hecho de tener miedo a estar equivocándome con los pasos que estoy dando, sino pavor a que algo pase y yo no llegué a tiempo para estar con los míos. Las Navidades ya se habían acabado, no había conseguido dormir nada, quizás pensando que ya nos íbamos todos, quizás con miedo por lo que ahora sí ha de comenzar.

Mis hermanos se fueron primero a Madrid, para uno de ellos poner rumbo posteriormente a Barcelona. Yo decidí ir más tarde, para disfrutar un poco más de mi ciudad, o de lo que más he utilizado estos días, mi casa. Cargando con los principales regalos que había tenido, subí al tren, no sin antes haberme despedido de mis padres.

No es nuevo que cada vez que vuelvo, las relaciones están más deterioradas. Unas veces por mi culpa, otras veces porque nuestras agendas ya no coinciden. El hecho es que en todas las Navidades, no he salido más que un día de fiesta, y para cómo transcurrió la noche, creo que hice bien en no salir el resto de los días.

Una amiga me dijo hace mucho tiempo, meses antes de irme y abandonar mi inmadurez por el camino, que este viaje supondría una criba muy importante en lo que a los amigos se refiere. Al principio me daba miedo el que tuviese razón, tras casi año y medio fuera de mi país, puedo decir que ASÍ HA SIDO. He perdido muchos amigos por el camino, unos para pasar a ser conocidos, otros para ser olvidados, pero lo que mi amiga no me dijo es que otras personas importantes llegarían, y al fin y al cabo, aunque la soledad sea mi amante fiel, hay muchas veces que un abrazo sirve para desahogarse. Ese abrazo no lo he tenido, posiblemente porque no he tenido valor de querer afrontar mis sentimientos delante de amigos, o porque tengo la extraña sensación de que me convierto en el centro de atención cuando hago alusión al chico por el que me siento atraído, o incluso al ver pasar a un chico guapo por la calle, hacer algún comentario.

Sé quiénes son mis amigos, a muchos de ellos no los vi estas Navidades, pero sé que están ahí. Unas veces más cerca, otras más lejos, pero sé que si necesito de ellos algo, lo voy a tener, incluyendo las contestaciones que no quiero oír. Están siempre en mi maleta, esa maleta que me acompaña a cada viaje que hago, y que siempre tengo cerca de mí.

Por suerte por la terminal no me encontré con demasiada gente, por lo que arrastrando mi maleta con mis recuerdos, pude llegar a tiempo al avión que me llevaría a mi otra casa.

domingo, 4 de enero de 2009

Una tarde especial: El batido


Llevaba unas Navidades de lo más atípicas, y no por el hecho de no estar con la familia, ni tan siquiera por no recibir regalos, sino por el hecho de que no había salido de casa para prácticamente nada. No estaba enfadado, tampoco disgustado, quizás fue el cansancio acumulado, o las ganas de dormir, lo que hicieron que no tuviese ganas de llamar a mis amig@s para que dar a tomar algo, o incluso para ir al cine.

Ya habíamos empezado el nuevo año, nuevos propósitos se habían sumado a la lista de los anteriores que no habían sido cumplidos, una positividad extraña se estaba adueñando de mí, temía que si seguía sin hacer nada, la perdería a los pocos días.

Fue de improviso, hacía unos meses que había prometido una segunda visita a una amiga, pero ya había perdido la esperanza de cumplirla, puesto que no quedaban días disponibles. Esta era mi forma de pensar, hasta que mi padre me dijo que iría a ver a unos familiares suyos, que por vueltas de la vida, estaban pasando su peor Navidad, por el hecho de haber perdido a uno de sus hijos en aquel accidente de avión del que ya pocos nos acordamos. Le dije a mi padre si me podía llevar a Salamanca, le pillaba a veinte minutos de su destino, y accedió sin ningún problema, quizás impulsado por la sensación que tienen mis padres de que o bien me gusta la soledad, o bien me he quedado sin amigos por mi carácter.

Raudo y veloz, llamé por teléfono a mi contacto salmantino, para corroborar que no tenía planes previstos, recibí una respuesta positiva, y tras comer, con Kate Ryan como compañera de viaje, mi padre me terminó dejando en la iglesia redonda. Tras perderme un poco por la ciudad, cosa típica y normal en mí, encontré lo que fui a buscar.

Habrá muchos escépticos que piensen que las relaciones por internet no pueden existir. Yo les digo que no lo han intentado, puesto que mi mejor amiga la conocí por el fotolog, pero a esta persona a la que fui a ver, la conocí gracias a una antigua amiga, y se cumplió el dicho de “los amigos de mis amigos son mis amigos”. Toda la locura de ir a Salamanca fue por ella, por verla de nuevo, porque aunque no la he visto en persona muchas veces, por internet sé de su vida, y ella de la mía.

Creo que somos parecidos en la forma de ser, tenemos una apariencia inicial quizás un poco seria, pero una vez que rompemos el hielo, somos personas que no paramos de hablar, pero que a la vez nos gusta escuchar lo que nos dicen. Me llevó a un bar donde deberíamos haber estado dando vueltas sin parar, al ritmo de la música con el acompañamiento de cacahuetes y frutas de Aragón entre otros. Nos pusimos al día, aunque sabíamos por donde iban las cosas, en persona nos comentamos detalles de nuestras vidas.

Sólo puedo decir que me siento super a gusto cuando hablo con ella y le confió muchos secretos y pensamientos que tengo. En algunos momentos, tengo la certeza de que ella me entiende mejor que yo mismo, supongo que el hecho de que sea psicóloga tendrá algo que ver. Lo que tengo claro, es que espero repetir pronto el batido, aunque las camareras no nos hagan caso, aunque se alguien adueñe del plato para dejar las cucharas, aunque la mesa fuese enorme…Todo ello mereció la pena, e hizo que pasase una de mis mejores tardes Navideñas, una tarde diferente, especial.