viernes, 8 de mayo de 2009

La alegría momentanea

Ayer me lleve uno de los alegrones más grandes de hace tiempo. Y la verdad, que después de haber dormido mejor que un bebé, me he dado cuenta que he hecho castillos en el cielo. Después de haberme atrevido a mandarte el mail (gracias a los ánimos que me han dado ciertas amigas), estuve contento, puesto que había tenido, una vez más, valor para hacer cosas que normalmente no hago. No niego que después estuve desconectado para no ver si tu aparecías online.

Al final, se conectó una persona con la que quería hablar, así que me puse en no disponible, y ahí estabas tú. No me hablaste, y no me molestó para nada, es más prefería que no respondieses a que fueses borde. Así que tras hablar con mi amigo, me dispuse a ver una película, Cuando menos te lo esperas.

Fruto del azar, de la casualidad o del destino, cuando acabé justo la peli (que por cierto, acaba en París al lado del Hôtel de ville, zona muy frecuentada por mí, y muy cercana al barrio gay) vi que alguien me acababa de escribir. Eras tú. Me pusiste “on peut boire un verre au début de la semaine prochaine”.
Mentiría si no dijese que me sentí el hombre más feliz del mundo. Me dieron muchísimas ganas de gritar, ya no por el hecho de que aceptabas quedar conmigo, sino por el hecho de que un francés contestase a un mail, o diese señales de vida. No recordaba esta sensación de triunfo.

Hoy, tras haber hablado con mi mejor amiga, he visto las cosas mucho más realistas. Así que ya no estoy ni mucho menos tan feliz como ayer, aunque si orgulloso por haber obtenido una respuesta.

No sé por qué me he empeñado tanto en quedar contigo, no sé por qué te he idealizado en mi cabeza, y mucho menos por qué me pongo nervioso al verte delante de mí. No creo que para cuando vuelvas de tu fin de semana en casa te acuerdes de lo que me dijiste, pero aunque te acuerdes, no tengo claro que vaya a aceptar tu propuesta, por el simple hecho de que jamás hemos mantenido una conversación por el msn, así que creo que el hecho de vernos en persona, no va a mejorar la sensación de aburrimiento que ambos tenemos cuando hablamos. Tú porque no contestas, y yo porque espero tu respuesta.

En fin, lo dicho, nadie me va a quitar la alegría que sentí ayer. Pero el futuro es incierto, y no debo esperar nada de las palabras escritas, al fin y al cabo, no es la primera vez que se tuerce todo. Es más, todo lo contrario, todavía no he vivido una vez en la que algo saliese totalmente redondo.

No hay comentarios: