sábado, 25 de abril de 2009

Examen suspenso


Quiero aprender. Quiero aprender a que las cosas sean indiferentes para mí, que no me afecten, a no esperar que los demás piensen un mísero medio segundo en mí.

Ya no sé cómo hacerlo. Intento esforzarme para no caer siempre en la rutina, para no comerme la cabeza con el chico que apenas conozco, para pensar en cómo conseguir que me hable sin resultar pesado.

IMPOSIBLE. Es la única solución que se me ocurre, yo no estoy hecho para el amor, o lo que es lo mismo, no soy suficientemente interesante como para “volverme a ver”.

Disfruto al máximo de aquellos que me dan un poco de su tiempo, quizás hago demasiadas payadas, quizás me he dado cuenta de que aunque sólo se trate de una UNICA cita, en ese rato soy realmente feliz.

Después vendrá la decepción, el no ser admitido e incluso ser eliminado, pero quiero pensar que los minutos que paso al lado de esa persona que me interesa, son también minutos especiales para él.

Es lo único que me queda, que algún día aparezca una persona que no sólo quiera verme en su cama, sino que quiera intentar descubrir a esa persona que se esconde tras multitud de complejos.

Mientras tanto, muchísimas gracias por la tarde de aquel 23 de abril en París. Sí, va por ti, Adrien, aunque no vas a entrar aquí, y mucho menos entenderlo, pero necesitaba salir de casa, tomarnos aquel frapuccino de vainilla y disfrutar tocando todas las cosas que vimos en las tiendas. Mucha suerte en tus exámenes, estoy seguro de que vas a sacarlos y con nota.