miércoles, 31 de diciembre de 2008

La veille de l'année


Otra vez más estamos a 31 de diciembre. Llegará en breve el estrés, las ganas de presentar una mesa impecable para los invitados que tenemos en casa esta noche.

Todo el mundo tiene ilusión en esta noche, algunos dicen que es mágica, otros que sirve para empezar con buen pie. Yo, aun pecando de agorero, considero que es la noche más triste del año. Supuestamente todos hacemos balance de las cosas buenas y malas que nos han sucedido este año, de las personas que han aparecido en nuestras vidas, de las que se han ido, de las que han vuelto, en fin, creo que hoy se hace balance de todo lo no material que hemos acumulado a lo largo del año, pero al mismo tiempo se acaba otro año.

A mí me entristece, fue un año muy difícil para mí, aunque no lo parezca, todo mi mundo se cayó, y hubo algún momento en el que pensé que no saldría airoso de mis obstáculos. Me equivoqué. Hubo momentos en los que lloré y mucho, sobretodo recuerdo cuando a finales de enero, desde Francia me humillaron como en mi vida, hacia mucho que no lloraba casi dos horas sin parar. Mi proyecto se venía abajo, pero sobretodo, el que se vino abajo fui yo. Gracias al destino, la suerte o mi cabezonería, conseguí superar el bache gracias al apoyo de mi familia y de mis amigos, entre las que destacan mis cinco increíbles griegas y mi única amiga francesa.

La verdad que si bien el año fue difícil para mí, tanto por el hecho de los estudios, como de vivir en un país diferente, como de empezar a salir del armario con las personas de máxima confianza, he de reconocer que también he tenido muchas alegrías. Podría resumir el 2008 como el año viajero, porque me he recorrido media Europa, teniendo en cuenta que en un mes y pico terminaré mis estudios, y tendré que ponerme a trabajar. No existirán nunca más los veranos de tres meses de vacaciones.

En resumen, el 2008 fue un buen año, sólo el aspecto sentimental se me resiste. Al 2009 evidentemente no le voy a pedir encontrar el amor de mi vida, en verdad creo que es lo que peor me vendría en estos momentos, le pido algo que creo que es la base de todo: SALUD. Para mis abuelas sobretodo, puesto que aunque sé que a mejor no van a ir desgraciadamente, que se mantengan con salud, porque las quiero a mi lado.

También para mi familia, que aunque discutamos mucho los cinco, sin ellos mi vida sería infinitamente peor. Y por último, salud para mis amig@s, y toda la gente a la que aprecio, que si bien a veces no sé demostrarlo como debería, me desvivo por los míos, por tener detalles, por intentar animar cuando no están bien. No soy un santo, ni pretendo serlo. Soy un paranoico empedernido, y dentro de que no estoy orgulloso de ello, creo que si las personas se preocuparan más de las consecuencias que traen sus actos, todos nos veríamos beneficiados.

Feliz 2009!! Disfrutad de esta noche pero ante todo, empezad el año con buen pie!

sábado, 27 de diciembre de 2008

Juan, a la mesa!


“Juan, a la mesa”. Así empezaba para él la cena de Nochebuena. Todos sus familiares estaban ya alrededor de la gran mesa, todos excepto su abuela, que estaba a su lado.
Hacía ya tiempo que era Juan el que se quedaba al lado de su abuela, para hablar con ella mientras el resto se preocupaban por sus regalos, o incluso por no tener que ayudar ni molestarse por nada.

Como todos los años desde que Juan tenía uso de razón, Papá Noel llegaba a su casa antes de la cena. Eran muchos nietos los que había en esa casa, pero rara vez en los últimos años, alguno de ellos “perdía” el tiempo en escuchar a su abuela, es más, muchos aseguran que la abuela de Juan no habla. Cierto es que nunca fue una señora que contara batallitas a sus nietos, pero Juan la quería mucho, por el hecho de que siempre se llevaron muy bien. Es una compenetración difícil de entender, pero les ha llevado a librar muchas batallas juntos (y al unirse la juventud con la experiencia, salieron victoriosos de casi todas).

Este año fue algo diferente. Juan conoció a la novia de uno de sus primos, y escuchó relatar por boca de su abuela el encuentro que ésta tuvo con el novio extranjero de otra de sus primas. Lo curioso fue el choque de ideologías, la abuela de Juan, es xenófoba, pero no en el sentido de que desprecie a las personas de otras razas, sino que no quiere que éstas entren a formar parte de su familia. Juan tuvo que escuchar algún que otro despropósito, en detrimento de los halagos que su abuela otorgó a la novia (española) de su primo.

El momento más angustioso de la noche, y que desde entonces no ha parado de dar vueltas a la cabeza, fue cuando su abuela, con toda la inocencia y la buena intención le preguntó:

“Y tú, ¿cuándo me vas a presentar una novia?”

¿Cómo reaccionar ante esta pregunta?, la respuesta Juan la tenía clara, nunca. Pero el precio de dar esa respuesta era demasiado elevado, prefería callar para no mentir, prefería cambiar de tema antes que defraudar a su abuela.

Juan quedó marcado por aquella pregunta, y durante toda la cena, intentó pensar en otras cosas, pero fue incapaz. Al terminar la cena, y tras jugar un rato con sus primos, se despidió de éstos hasta la próxima, puesto que su familia y él tenían que volver a casa. Una vez llegaron, Juan acompañó a su padre al garaje a dejar el coche, y durante el camino hacia su portal, hablando un poco de todo lo acaecido durante la noche, llegó el momento de comentar la opinión que les causó la novia de su primo. Lo que no esperaba es que su padre le hiciese un comentario:

“Un día serás tú el que nos presentes a todos a tu novia”

Ni que decir cabe que ya no había solución, estaba claro que esa noche Juan no dormiría, es más empezaba a sentir un nudo en el estómago porque empezaba a no entender la bola de mentiras que estaba creando, y no por el hecho de mentir, sino por no aclarar aquellas respuestas que debía haber dado en su momento. No quería decepcionar a su familia, no quería ver la vergüenza en el rostro de su abuela al escuchar la frase:

“Abuela, soy gay, así que en todo caso algún día, cuando lo tenga, te presentaré a mi novio”

¡Feliz Navidad y Prospero 2009!

domingo, 14 de diciembre de 2008

Quedate a mi lado


Hay algo más duro que tener que despedir a tu madre?

Yo, creo que sí. Tener que despedir a un hijo.

Ya la había visto, pero aún teniendo claro el concepto de la película, me sigue impresionando, hasta tal punto que ya no solo se me eriza la piel en el momento de la foto "familiar", sino que las lágrimas consiguen traspasar la barrera de mis ojos.

Creo que yo no seré jamás capaz de tener el valor para despedir a un familiar. Por eso me niego a perder más tiempo, más oportunidades de que influyan en mi persona para no olvidarlos jamás.

“Existimos mientras alguien nos recuerda”
Carlos Ruiz Zafón, la sombra del viento

viernes, 12 de diciembre de 2008

Hula girls


Como si de un cine se tratara, hoy me puse a ver esta película en mi habitación. Jamás había oído hablar de ella, no sé si tan siquiera ha tenido promoción en España, pero el caso es que encontré el título entre los millares de películas disponibles a descargar, y después del buen sabor de boca que me dejó la película “los niños de Huan Shi” decidí dar un voto de confianza al cine oriental, dejando de lado las artes marciales.

Reconozco que normalmente cuando me pongo delante de una pantalla para ver una película, lo que básicamente espero de ella es que me entretenga. Cierto es que no confío nada en el cine español, quizás por la fama que carga, declarándome fiel seguidor de las denominadas comedias románticas, aunque sepa el final antes de empezar. Al mismo tiempo y aún tachándome de infantil, no encuentro películas mejores que las de Disney, si bien he de reconocer que los clásicos son de una mayor calidad. Tengo claro que si quiero evadirme de mi realidad, dejar de dar vueltas a todo lo que hay en mi cabeza (incluidas las historias que creo, debidas a los más ínfimos detalles que observo a mí alrededor), no hay nada mejor que una película, a poder ser con un buen bol de palomitas.

Por lo tanto y aunque mi criterio cinematográfico no sea del agrado de muchos que me tachan de tener mal gusto, os insto a ver esta película. Quizás después de verla no estéis de acuerdo conmigo, pero estoy seguro de que al menos os habrá hecho valorar algunas cosas. No viene al caso mencionar los aspectos de mi vida que han sonado en mi cabeza al ver la película, simplemente creo que al igual que me pasó con “sweet sixteen”, hay muchos largometrajes de los que no oí hablar, y dentro de que no son mi típica película de domingo por la tarde, merecen ser vistas.

Lo único que echo en falta, es tener a mi lado algún amigo o familiar, para después de ver una película, comentarla. Sé que parece una idea extraña, posiblemente jamás os lo hayaís planteado antes, pero este tipo de películas a cada uno le llegan de una manera diferente, y en mi opinión es una forma ya no sólo de tener una conversación diferente, sino de mejorar la película con otros puntos de vista, e incluso descubrir detalles hasta ahora desconocidos de mi interlocutor.

Así que si alguien se anima a verla y después le apetece comentarla, aquí estaré, desde el otro lado de la pantalla del ordenador, posiblemente viendo otra película desde mi pequeña habitación parisina.

jueves, 11 de diciembre de 2008

El reto de la soltería



Eran las 8 de la mañana y sonó el despertador, mis ojos todavía estaban hinchados cuando bruscamente salí de mi sueño, una sensación rara me atravesó toda la columna vertebral. No puedo explicar cómo, ni tan siquiera yo mismo pretendo entenderlo, pero esta noche en mi sueño habían aparecido muchas personas, casi todas amigas íntimas mías, para aconsejarme. No sería raro, si no fuese porque estaban mis griegas, que no hablan español, y no puedo dilucidar en qué idioma se produjo, pero tengo claro que todos estaban juntos y es más, hablaban entre ellos. Me sorprendió no ver a caras oficialmente importantes para mí, y ver otras que si bien no son amigos, les tengo un aprecio tal que puede que en mi subconsciente si lo sean.

La conversación no fue metafísica, tenía claro cuando me fui a dormir que esa noche sería diferente, que mis sueños no serían banales como tantos otros días, sino que intentarían ayudarme a encontrar la solución, a encontrar de alguna forma el camino a seguir. Algo había pasado horas antes en mi cabeza. Intentando ayudar a mi única amiga parisina a sobrellevar lo que ella llamaba soledad, me di cuenta de que la dejé toda mi energía positiva, para quedarme yo con la sensación de soledad. No me dio miedo, es una compañera fiel en mis viajes, pero esta vez me enseñó una imagen que jamás había querido ver. Era yo, o alguien parecido a mí, con bastantes años más, en una casa grande, pero lo que me dolió fue que no había niños, ni siquiera una persona a mi lado.

Fue la dura realidad de comenzar a asumir que quizás el amor no entra en los planes hechos para mí, que quizás el destino ha decidido retarme a vivir en soledad. Evidentemente, no es mi objetivo en la vida, es más, antes de cerciorarme que soy gay, quería tener cinco hijos, ya tenía sexo y procedencia de ellos. Jaimito sería el mayor, después vendrían los mellizos, para posteriormente adoptar a una chinita y a un africano. Todo esto se había ido al traste con el primer beso que di a un chico. Por lo que ahora, tampoco sería de extrañar que el destino me siguiese sorprendiendo, trastocando los planes hechos.

Según me vestí para coger el metro que me llevaría a clase, tuve claro que aunque sería más difícil, no iba a permitir que este nuevo reto me deprimiese. Al fin y al cabo, en caso de quedarme soltero, no tendría pareja, pero solo no estaría, tengo amigos, familia que sé que están a mi lado y con los que puedo contar si los necesito. Así que al llegar a mi destino, la clase, en mi cara había una sonrisa de aceptación, de autosuficiencia. Tuve clara una cosa, no iba a dejar pasar los días esperando que me sucediera una auténtica historia de amor, quizás esta nunca llegará, pero disfrutar de la gente que está a mi alrededor así como de los lugares a los que me lleve la vida, aún estando solo, serán experiencias igualmente enriquecedoras, y por qué no, a lo mejor un día me encuentro con la imagen que me enseñó la soledad, y lejos de estar triste, consigo ver todas las fotos que cubren mis estanterías, arropado por mis amigos y familia, mis compañeros fieles en este viaje que es la vida.

martes, 9 de diciembre de 2008

Soledad : Consentida o Impuesta?


Amanecí a las 11 de la mañana, era martes 9 de diciembre, debería estar contento pues a través de mi pequeña ventana parisina, caían copos de nieve, que quizás cubrirían los alrededores de los monumentos, volviéndolos si cabe más impresionantes.

Digo debería, porque no lo estoy. No sé cómo definir mi estado de ánimo, sé que quedan pocos días para Navidad, sé que he tenido la suerte de que tanto mi familia como dos amigas hayan venido a verme desde el jueves hasta hoy. No hace falta que entre a valorar estos días, puesto que si hubo algún momento en el que pensé que no podría con tanto ajetreo, después me di cuenta de que a partir de ahora tengo más sitios “emblemáticos” que visitar. Bares, calles, iglesias, restaurantes, hoteles. Sin fin de esquinas de la ciudad en las que pasaron las cosas más inverosímiles que pueda imaginar. Todos esos lugares se han vuelto por siempre jamás recuerdos en mi memoria.

Sonaría prepotente si digo que estoy un poco cansado de los monumentos parisinos, y en verdad así sería, si los hubiese seguido visitando solo. El sábado fui con mi familia al Sagrado Corazón y el domingo volví a ir con mis amigas. No fue igual, con cada uno de ellos el momento fue mágico a su manera, irrepetible aunque pasase por las mismas calles, diferente aunque las fotos estén hechas en los mismos sitios. Me di cuenta que no son sólo los monumentos los que hacen increíble esta ciudad, sino la magia que rodea cada situación.

Puedo decir bien alto que he sido feliz, me he dado cuenta de que si bien estoy prácticamente solo en esta ciudad, no es así en lo referente a mi vida.

He estado pensando toda la noche acerca de este texto que iba a escribir, quería que llegara ya la mañana para ponerme delante del ordenador y comenzar a escribir bajo este título que tan claro tenía. Soledad, cierto que creo que lo hago por miedo, evidentemente en un inicio era impuesta, pero ahora tengo un extraño sentimiento que me impide abrirme a nuevas personas, no sé si por el hecho de temer que sean pasajeras, o por el burdo sentimiento de traición que me viene a la mente, al pensar que podría confiar en gente nueva, desatendiendo a aquellas personas que han vivido muchas situaciones conmigo. Por lo tanto, ahí me queda la duda, ¿es una soledad consentida o impuesta por mi cabeza?

París, quién me diría que después de tanto esfuerzo por conseguir tenerte en mi vida, no significarías ni la mitad de lo que es tener cerca a los míos. Soy romántico, quizás incluso demasiado, lo que hace que con mi maldita sensibilidad, me pasee por tus calles soñando con un día en el que te visitaré de la mano de alguien. Desconozco si ese sueño se cumplirá, en verdad empiezo a no creer en el amor verdadero. Sin embargo, siempre estarás en mi cabeza cuando quiera recordar buenos momentos vividos.

Vuelvo a estar solo en mi habitación, con todos los recuerdos en mi cabeza, con todos los buenos momentos en el paladar, pero al mismo tiempo, con la sensación de soledad, con el miedo a salir a la calle sin la certeza de que tú estarás a mi lado no protegiéndome, sino apoyándome para no tener miedo a tropezar. En definitiva, esta sensación agridulce que corre por mis venas siempre que se acaba una visita.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Really Madness!

Locura, así denomino al reto que me he propuesto hoy.
He publicado 4 relatos tras esta "explicación"

*El reflejo
*Un café a tu lado
*El día D
*Vacaciones al aire libre

Cual es lo diferente a los otros relatos? Simple, en cada uno de ellos he intentado meterme en la piel, e intentar expresar lo que creo que sienten/piensan personas que sé que les gusta leer lo que escribo. No hay muchas personas que lean este blog, por lo que aconsejo a cada una de las personas que lea los 4, quizás he conseguido que os identifiqueis con alguna. Si es así, dejad un comentario en dicho texto, PUEDEN FIRMAR PERSONAS QUE NO TENGAN BLOG!

Veremos si conseguí mi propósito. Evidentemente hay muchas cosas que he desarrollado utilizando mi imaginación, pero la base de cada argumento, está en MI percepción de cada uno de vosotros y lo que yo pensaría si estuviera en vuestro lugar.

Besos

El reflejo


¿Por qué las cosas no me salen bien? Es un poco incoherente empezar así, pero llevo ya unos meses en los que he perdido el rumbo, en los que verdaderamente cuando me miro al espejo veo a una persona que no soy yo. Mi reflejo está en el suelo, que es donde tengo últimamente la autoestima.

De nada me sirve compadecerme, y seguir creyendo en un mundo fantástico y espectacular donde lo que premia es hacer el bien. Me he cansado, cada uno va a su bola, cada uno no mira más que por su propio beneficio, y lo único que he conseguido hasta el momento es llevarme decepciones. No pretendo ser la mejor persona del mundo, simplemente pretendo que lo que hago se me valore, que si me esfuerzo en determinado aspecto, me gustaría recibir por lo menos cada cierto tiempo algunas palabras de ánimo.

Los días se me pasan rápidamente, y hay momentos en los que no tengo claro si los estoy desperdiciando, esperando que pase lo que sueño. Tengo que reaccionar, tengo que centrarme en lo que quiero, valorar adecuadamente cada sentimiento y cada persona que coexisten en mi cabeza.

Tengo fallos, los cuales acepto. Entre ellos que soy cabezota, y a veces mi genio acaba sacando de quicio a mis cercanos, pero al mismo tiempo, lo utilizo como máscara para evitar más decepciones. Cierto, a veces no me acuerdo de desenmascararme delante de las personas que verdaderamente me quieren y termino hiriéndolas, pero otras veces son ellas las que hacen lo mismo conmigo, ambas partes lo hacemos involuntariamente, pero el daño queda ahí.

Ahora vienen épocas tradicionalmente felices, en las que espero tener tiempo para reflexionar, lo cual no quiere decir que me vaya a quedar en casa sin salir, simplemente espero poder empezar el año con las ideas y propósitos claros. Quiero volver a ser yo, quiero volver a verme en el espejo y sentir que esa persona soy yo, volver a tener la sonrisa casi permanente en mi cara. Tengo ganas de coger el próximo tren que pase, comenzar a disfrutar de cada momento, sin ponerme metas tontas, ni hacer planes estúpidos que en mi cabeza siempre salen bien, pero que en la realidad siempre se fastidian.

Este año que empieza, va a significar muchos cambios para mí, quizás tenga que terminar de una vez mi juventud para introducirme de veras en la realidad que vivimos, en valorar lo que vale cada cosa, dejando claro que por “cosa” no considero sólo lo material, puesto que tengo claro que la soledad que me acompaña desde hace un tiempo, no va a desaparecer por muchos regalos que me hagan.

Para todos los miembros de mi familia y para mis amigos, lo único que pido es que tengan salud, que tengan confianza en sí mismos, y que tengan claro que si en algún momento necesitan alguien que los escuche, ahí estaré. Para el resto de las personas que conozco, incluso aquellas que a las que no aprecio precisamente, no les deseo nada malo, sólo que aprendan a vivir y dejar vivir. ¡Feliz Navidad y Prospero 2009!

Un café a tu lado


Ya estamos en Navidad, cuando salgo por la calle, ahora que anochece demasiado temprano, ya veo las luces que la anuncian, también se nota en los escaparates, incluso en la gente, que ya no sólo va más abrigada, si no que se empiezan a ver bolsas y bolsas con paquetes bien adornados.

Este año, es la primera vez que en estas fechas resido en esta ciudad, y dentro de que ya estoy sumido en el caótico ritmo de la metrópolis, siempre encuentro rincones de las calles donde pienso en ti, donde me paro a imaginar que estás a mi lado. Veo también múltiples cafeterías donde me gustaría tomar otro café como cuando me viniste a visitar.

No niego que hoy estoy optimista, que hoy creo en nosotros, que voy a seguir luchando por ti. Quizás esto se deba a que ayer me terminé durmiendo bajo un mar de lágrimas. Sí, hay veces en los que el hecho de no tenerte a mi lado me hace flaquear, en los que me planteo si merece la pena todo el esfuerzo que estamos haciendo. Nunca he sido una persona que creyese en las relaciones a distancia, pero cierto es que la vida siempre está para sorprenderme y ponerme retos.

Por suerte estamos en la era de la comunicación, y la distancia ya no significa no poder sentirte, puesto que aunque no sea lo mismo, tenerte por lo menos al otro lado del teléfono me da seguridad. Reconozco que hemos perdido romanticismo, que antes la comunicación de las parejas era más difícil, pero el hecho de recibir una carta de puño y letra es mucho más íntimo a mi modo de ver las cosas, claro que el poder tener noticias tuyas todos los días suple con creces ese aspecto.

Está acabando un año más, muchas páginas de mi vida he escrito, unas personas salieron de mi vida y otras entraron, ahora con la objetividad que me brinda el tiempo creo que tanto los aciertos como los tropiezos me están sirviendo para crecer, si bien reconozco que ya no estoy con muchos ánimos de seguir perdiendo personas a las que aprecio. Quizás este aspecto me haga ser mucho más selectivo con la gente, o por lo menos utilizar un periodo de cuarentena para intentar valorar los intereses de los que postulan a ser mis amigos.

Puedo decir, que me siento orgulloso de mí mismo. Es una afirmación muy contundente, pero creo que estoy dando los pasos correctos, o siendo más preciso, estoy dando los pasos que, dentro de la racionalidad, quiero dar. El estudiar lo que me apasiona me ha llevado a esta ciudad. Nadie dijo que sería fácil, pero tampoco nadie regala los sueños. Estoy seguro del camino que he elegido, habrá momentos en los que las cosas no me saldrán como quiero, o que incluso no veré las cosas con una perspectiva positiva, pero si por lo menos tengo la gente a la que quiero alrededor y la posibilidad de trabajar en mi sueño, ya tendré dos piezas clave en mi puzle particular de la felicidad.

Va a comenzar el 2009, no tengo demasiadas cosas que pedir para éste año, simplemente salud, para todas las personas de mi alrededor y para mí. Para el resto, aquellos que me hicieron llorar, pero sobre todo para los que me hicieron reír, ¡Feliz Navidad y Prospero Año Nuevo!

El día D


Me acababan de nombrar. Me dijeron donde tenía que sentarme, supongo que lo harían de forma agradable, pero la verdad es que en mi estado, lo único que acerté a entender fue un dedo señalándome un asiento.

No era la primera vez que me ponía delante de un papel para demostrar lo que sabía, pero quizás si era la primera vez en la que no tenía tan claro que hubiese muchas oportunidades. Sabía que había trabajado, que el temario estaba bien ordenado en mi cabeza, puesto que soy una persona bastante maniática en este aspecto, y me gusta tener controlado lo máximo posible.

Llevaba ya un tiempo esperando que esto sucediese, si bien la noche anterior lo único que quería era volver atrás, coger el reloj de arena y hacer que unos cuantos granos volviesen al compartimento de arriba, para así tener más tiempo para prepararme. Me entró pánico, incluso estuve llorando, era efecto de los nervios que tenía, y quizás también en parte estaba el hecho de que no quería decepcionar a nadie, aunque por mucho que esto sonara bien en mi cabeza, tenía claro que era a mí a quien no quería decepcionar.

Ya era la hora, ya me daban el papel que podía encargarse de facilitar mi futuro, al comenzarlo a leer, me di cuenta de que mi pulso estaba alterado, no era capaz ni tan siquiera de coger el bolígrafo sin que me temblara la mano. Justo en ese momento, me pasaron muchas imágenes por mi cabeza, de mi familia, de mis amigos, de todos aquellos que me habían deseado “suerte” de corazón. Decidí que así no iba a conseguir nada, que tenía que afrontar con la mayor tranquilidad posible el reto que, justo en ese momento, tenía delante de mí.

Así lo hice, comencé con la primera pregunta, y me permití el lujo de pensar qué fácil era, hice una primera ronda contestando a aquellas que tenía claras, para posteriormente y con calma ir leyendo las dudosas. Siempre me ha pasado lo mismo en estas circunstancias, el tiempo pasa de una manera totalmente diferente a mi vida ordinaria, así que cuando tuve la certeza de que ya no sabía más preguntas, todo acabó.

Lo más sorprendente que percibí al salir de la sala fue que, ahora era libre. Todo el tiempo que había utilizado en prepararme había surtido efecto, porque tenía esperanzas. Claro que podía haberlo hecho mejor, pero la sensación de haberme defraudado no la tenía.

Ahora sólo queda retomar mi vida, retomar aquellos puntos que dejé al margen antes de embarcarme en este reto. Seguir dando paso a paso en los diferentes aspectos de mi vida. Soy joven, tengo tiempo de hacer locuras, sé que soy responsable, creo que es el momento de que me de algún capricho, y más aun teniendo en cuenta las fechas que se avecinan.

La Navidad para mí es tiempo de poder estar con la familia. La verdad es que espero que el año que viene podamos reunirnos los mismos que lo hagamos este año, significará que no hubo daños colaterales debidos al imparable tiempo. Para todos, ¡Feliz Navidad y que tengáis un buen año nuevo!

Vacaciones al aire libre


No sé cómo empezar, creo que hay veces que empezando por el final las cosas están más claras, así que ¡Feliz Navidad y Año Nuevo! a todos.

Estoy de nuevo intentándome acomodar a otra ciudad, no niego que echo en falta cosas de mi vida hace un año, pero al mismo tiempo, creo que estoy en la dirección correcta. Ya es hora de hacer algo por el futuro, las experiencias son siempre enriquecedoras, pero no toda mi vida tendré quien me subvencione mis sueños.

He cerrado una etapa para comenzar otra, quizás pensé que estudiar no me iba a atraerme, pero me equivoqué. Claro que hay días en los que me faltan mis amigos, o más bien casi tengo que decir mi familia, porque así los considero. Todos ellos están dentro de mí, tienen un hueco en mi corazón, sonara cursi, pero es así, los quiero y voy a hacer todo lo necesario para no perder la relación con todos y cada uno de ellos.

No he escrito todavía mis deseos para el nuevo año que vamos a comenzar. Espero que en lo académico las cosas me vayan bien, por lo menos tengo ganado el hecho de que me gusta lo que estudio. En cuanto a familia y amigos, lo típico de salud para todos, pero a ver si de una vez me toca a mí la china y encuentro una persona que quiera perder su tiempo conociéndome.

Creo no ser una persona muy materialista, o por lo menos, considero que hay aspectos bastante más importantes en mi escala de valores, que espero seguir afianzando este año. Un ejemplo claro, es hacer más estrechos los lazos de unión con algunos miembros de mi familia.

Hace unos días realicé una extraña actividad, hacía tiempo que no desconectaba de todo de una manera tan brusca, y debo decir que la experiencia fue como siempre positiva. Conocí a nuevas personas, o mejor dicho continué el proceso de conocerlas en el transcurso de las más variopintas actividades, que me llevaron desde convertirme en la niña del exorcista hasta cargar en un carretillo leña para calentarnos alrededor de la estufa.

Necesitaba algo como esto, puesto que había empezado a sentirme sólo, no encontraba personas que quisiesen quedar conmigo, no me refiero a que no tengo amigos, sino que éstos últimamente están ocupados, y se olvidan de sacar el tiempo que yo necesito.
Ese tiempo, si bien cada vez va siendo más escaso debido a las múltiples obligaciones que tiene cualquier estudiante, lo sigo reservando como mínimo cada fin de semana.

Es curioso darse cuenta de lo poco que necesitamos en realidad para pasar un buen rato, deberíamos tener más claro que la felicidad no es un estado permanente, sino que son momentos determinados en los que por azar consideramos que todo está bien.

Al fin y al cabo, la vida no se mide por las veces que respiras, sino por los momentos que te dejan sin aliento.

martes, 2 de diciembre de 2008

El me eclipsó


Llevaba ya dos meses de su nueva vida, dos meses en los que aunque había intentado adaptarse a las costumbres autóctonas no lo había conseguido. Unos días se lo tomaba con más ánimo, pero otros días, su habitación se le caía encima.

La diferencia entre unos días y otros, no era la película que se pusiera antes de dormir el día anterior, ni aquellos libros que le hacían soñar, ni tan siquiera en el clima totalmente inestable en el que estaba sumido, sino la confianza en sí mismo con la que se levantaba.

La vida de Juan era caótica, nunca sabía el horario que tendría la semana siguiente, ya no sólo porque éste era susceptible a variaciones, sino porque el hecho de recibir sólo conferencias, obligaba a acomodarse a las disponibilidades de los ponentes. Lo hiciese como lo hiciese, siempre iba corriendo en el metro, quizás también lo hacía para no quedarse atrás del resto, pero siempre terminaba agotado.

A mediados de su segundo mes, pensó que había encontrado un amigo, es más, incluso se creyó todas las mentiras que le contó, terminando por comportarse de manera romántica con aquella persona a la que creía que podría llamar amigo. La realidad es que fue utilizado, se sintió como si se hubiese prostituido de manera gratuita. Este chico, le llevó a plantearse el sentido de su vida, el sentido de no ser capaz de encontrar una persona con la que compartir los días, con la que compartir momentos, e incluso por qué no, con la que compartir besos.

Para colmo de males, Juan resultaba ser empático, y cada vez que veía una película romántica, terminaba queriendo encontrar el chico de sus sueños, o simplemente deseando que por unos meses la realidad de tener un novio existiese en su vida.

Desistió, decidió que en su intento por encontrar amigos, sólo encontró personas que o bien querían acostarse con él, o que no se acordaban de las conversaciones que habían tenido el mismo día anterior. Posiblemente se equivocó al concluir que prefería seguir teniendo en la cabeza a aquel chico idealizado, para dentro de su mundo, no llevarse más decepciones.

Decidió centrarse en sus estudios, en intentar hacer bien los trabajos, así como en el transcurso de ellos mejorar las relaciones con sus compañeros. Se dijo que si no tenía amigos ni para tomar un café, que ya los tendría, y si no, por lo menos tenía claro que en su ciudad, es más, que en su país tenía personas que le querían, y que sólo quedaban 17 días para salir de fiesta por la capital a disfrutar de una noche típicamente española de diversión, quedándole después unas cuantas más para compartir con la gente de su ciudad.

Al fin y al cabo, el eclipse no dura por siempre.