sábado, 16 de abril de 2011

Amor, Sexo y Amistad


Cuando conoces a un chico que te interesa, sea por internet, de fiesta, o por la calle, te encuentras en una encrucijada con varias soluciones. La que siempre deberíamos desechar es aquella de que no nos volverá a llamar. A veces se dará dicha situación, pero no implica una batalla perdida, sino simplemente un camino equivocado.

Aparte de esta solución, podemos encontrarnos con tres posibilidades fundamentalmente: Amor, sexo o amistad. Depende de cada persona saber cómo afrontar cada situación. Para ello, puede ser necesario conocer el significado de cada una de las tres posibilidades. Comprender plenamente lo que cada una conlleva, en todos los ámbitos.

El sexo implica una unión física, a priori sin consecuencias emocionales. Simplemente descargar adrenalina entre los brazos de un desconocido, con el único objetivo de obtener placer. En la mayoría de los casos, al no plantearse la existencia de “qué pasara mañana” no se pierde el tiempo en buscar como dar el máximo placer a tu “partenaire”.

La amistad implica una relación afectiva en el plano superficial. Comienzas a compartir gustos, aficiones, e incluso debates sobre temas que no dominas, dejando casi siempre al margen las relaciones físicas. Pero con las amistades, aun habiendo diferentes grados, podemos ser nosotros mismos. No tenemos que escondernos bajo una máscara para resultar interesantes o conseguir volver a ver a alguien. Amigos significa ser escuchado, pero también escuchar. No es fácil llegar a esta simbiosis con una nueva persona, pero tampoco imposible.

Por último queda la posibilidad del amor. Conexión en todos los sentidos con otra persona. El sentimiento más peligroso de todos. Inestable como el tiempo, caliente como un volcán y con la fuerza de un seísmo. Es la perla rara que todos ansían tener. Y una vez que la tienen, empiezan a ver las impurezas e imperfecciones. Es la plenitud en mayúsculas, puesto que esconde todas las posibilidades. El sexo con la mayor pasión, la amistad más íntima posible y el sentimiento paradójico de seguridad.

Cómo afrontar una primera cita? Y mas difícil todavía, en caso de que exista una segunda, qué claves hay que buscar en el comportamiento de la otra persona? Cómo saber cuál de las tres posibilidades buscar en la otra persona? Y si se da la cuarta posibilidad...Cómo afrontarlo sin convertirse en la persona del corazón de hielo?

En mi caso, soy una persona quizás labrada en torno al mundo onírico de las comedias románticas. Para mí, cada vez que una persona aparece en mi vida, tiendo a crear el típico cuento Disney en el que un príncipe se enamora de una persona humilde. Comienzo a crear toda una red de citas y noches juntos sin tan siquiera haber hablado con él. Es un arma de doble filo, o al menos así lo veo yo. Por un lado, al soñar tu vida, puedes creerte el rey del mundo, puedes ver como incluso llegas a instalarte con dicha persona, y como empieza a existir en tu vocabulario coloquial el término “nuestra vida”. Sin embargo, por otro lado, es de sobra evidente que soñar una vida no solo es triste y peligroso, sino que también implica cobardía y decepción al darse cuenta de que la realidad no es tan perfecta como lo imaginaste.

Así me ha pasado siempre. Siempre que conozco a alguien voy con la idea de que será mi novio ideal. Alguna vez he acertado pensando que era amor, aunque tiempo después el príncipe se convirtiera en demonio. Otras veces la película no duraba ni el entreacto, puesto que se quitaban la ropa antes de saber mi nombre. En estos casos casi siempre he salido huyendo antes de perder los papeles. Sin embargo, solo me ha pasado una vez que una persona que yo considero que puede ser mi novio perfecto quiera seguir viéndome pero no quiera nada conmigo mas allá de una supuesta amistad.

La decepción que me llevo es la misma, puesto que al fin y al cabo el que mucho espera, desespera. Pero olvidar a estas personas es mucho más difícil por varios motivos. No tienen ningún problema en seguir viéndote, es más, incluso se nota que disfrutan de vuestras “soirée” juntos. Pero no puedes reprocharles nada, porque simplemente no te han hecho mal. No es como el novio que te pone los cuernos, o que te humilla hasta querer acabar con todo. No tienes ninguna razón para odiarlo, pero a la vez tampoco sabes cómo poner en tu mente la barrera para seguir viéndolo sin buscar nada más con él.

En estos momentos me encuentro en esta situación. Perdido. Decepcionado. Con ganas de tirar la toalla. Con ganas de levantar de una vez por todas la bandera blanca que implique el final de la lucha. El final de la guerra por conseguir el amor.

Días mejores vendrán. Lo único que me desanima es que parece que hay que ser egoísta y poner la coraza alrededor del corazón para no siga debilitándose su latido.

Me gustaría aprender a no implicarme al conocer a alguien. El hecho de poder ver que no siempre se encuentra el amor enfrente mío. Puesto que según como hasta el momento hago las cosas, solo me lleva a terminar encerrado entre mis cuatro paredes, sin ganas ni de ver gente nueva, ni aquellos que un día llamaba amigos.