martes, 27 de abril de 2010

Crossroads


Qué es lo que puedes hacer cuando te encuentras en una encrucijada? Como afrontar realidades paralelas? Como encontrar la solución acertada, para no tener que dar marcha atrás a posteriori…

Son muchas preguntas las que vienen a mi cabeza en estos momentos. Muchas dudas que incluso afectan a mi futuro más próximo. El dinero no da la felicidad, pero ayuda y mucho, sobre todo cuando ves que necesitas desconectar, desaparecer, volverte invisible en los brazos de esas personas que te curan solo con escucharte. Ya no tengo ganas de llorar, el tiempo ha pasado, la rabia se apodero de mi cuerpo por unos días y trajo consigo la destrucción de recuerdos físicos. Un error que debo a la inconsciencia, puesto que físicamente esos recuerdos no están, pero en mi cabeza están instalados en un rincón especial, y sobretodo inolvidable.

Y si?…no paro de hacer conjeturas. Estoy cansado de crear mi cuento particular de la lechera, cansado de buscar el apoyo en personas que ni tan siquiera recuerdan mi nombre o mi apellido. Sobre todo porque al final el único decepcionado soy yo.

Los días comienzan a ser más largos, incluso hace bueno en esta ciudad de las luces, pero bien sea por la escasez de dinero o bien por la falta de conocidos, las 4 paredes se convierten en mis confidentes. Al llegar a “mi casa”, ya no tengo ni ganas de ponerme delante del ordenador, las grandes jornadas en el trabajo enfrente del mismo, me quitan toda ilusión por encontrar a mis amigos en la noche. El hecho de madrugar salvajemente y sobretodo no nutrirme ni la mitad de lo debido, hacen que el interruptor OFF de mi organismo se active cada vez más pronto. Pero todo me da igual.

La brújula sigue estropeada, mi norte no sé ni donde se encuentra, porque lo único que me guía es la necesidad de unos brazos que me abracen en la noche y me reconforten cuando a las 4 de la mañana me despierte con la misma pesadilla.

Es curioso sentirte más solo en una metrópolis que en un pueblo, es insólito en mí el tener miedo a ser conocido, el tener miedo a ser tratado de inferior una vez más. Sirve de algo querer coger el toro por los cuernos? Sirve de algo afrontar un día más con la sonrisa en la cara? Al fin y al cabo, todo va a suceder igual, los días pasan rápido, y no soy capaz de encontrar la motivación para disfrutarlos como se merecen.

No estoy triste, simplemente perdido. Con ganas de comerme el mundo, pero con la certeza de no tener en estos momentos las herramientas necesarias. Vagabundear por las oscuras y quizás peligrosas noches de Paris no es lo más recomendable, pero la adrenalina que corre por mis venas cuando veo a alguien “peligroso” que pasa cerca de mí, me hace sentirme vivo. Muchas veces me pregunto si la gente que comparte vagón conmigo estará tan vacía por dentro como aparentan. A veces tengo la certeza de que los mas ignorantes son los más felices, y que los que mucho esperamos, todo perdemos en la espera.

Necesito hablar, necesito expresarme, necesito el tener una casa amiga en la que refugiarme, un compañer@ de películas, alguien con quien dar un paseo los días que haga bueno. En fin, necesito cambiar las canciones de mi Ipod, puesto que he llegado a un nivel que hasta en modo aleatorio sé la canción que va a seguir.

Y justo delante, se acerca la encrucijada, una decisión simple, rápida, pero al mismo tiempo dolorosa. Qué hacer, tener en cuenta el pasado, continuar por el camino natural, o arriesgarse y buscar experiencias nuevas…

miércoles, 21 de abril de 2010

De la forma más natural

Lo días pasan, los meses pasan, incluso los años pasan. El tiempo es nuestro enemigo infranqueable. Por mucho que nos empeñemos en esquivarlo, lo único que podemos hacer en su contra es disfrutar del dicho « carpe diem ».

Mucho tiempo ha pasado ya. Más de tres años de luchas interiores, mas de tres años preguntándome la razón de dicho castigo. Muchos ríos de tinta han corrido, expresando todo mi desasosiego. Ríos de tinta acompañados evidentemente por lágrimas y noches sin dormir.

No puedo especificar un día concreto en el que algo cambiara en mi interior, desde la distancia que me otorga el tiempo, creo ciertamente que fue así desde el principio, desde MI principio. Simplemente un día, mi subconsciente dejo de engañarme con falsas promesas de amor eterno, y me mostro la realidad. Esa realidad que ha marcado estos últimos años de mi vida. Es extraño de decir, pero ahora dentro de mi escepticismo, ya no considero que sea un castigo, sino más bien una característica más que junto con cualidades y defectos dan como resultado la persona que soy.

Creo estar en un momento clave de mi vida. Sinceramente, creo estarlo por el hecho de que nunca antes me había encontrado tan perdido. La brújula que me indicaba el camino, debe de estar averiada, porque mi norte varía en función de los latidos de mi corazón. Me consideraba una persona racional dentro de mi inquietud, pero estos tres años me han demostrado que soy más visceral de lo que cabía imaginar. Estoy en un enclave a nivel general. En cuanto a lo profesional, no sé qué camino escoger, o mejor dicho, ni tan siquiera sé en que país quiero buscar dicho camino. Quizás me nuble la vista la inseguridad que siento en esta ciudad al tener cerca mi vida pasada. En lo personal, qué decir…he luchado mucho por obtener lo que en tantas películas he visto. Me he aferrado con uñas y dientes a realidades ficticias e ilusiones infantiles, he librado batallas que siempre he perdido, por el simple hecho de no haber sabido prepararme para el asalto final.

Fácil sería decir que quiero cambiar, simple a decir que el amor no existe. Podría seguramente disfrutar de la locura de estos últimos años de juventud, podría incluso buscar un compañero semanal que calmase mis pesadillas nocturnas y me hiciese sentir deseado. Podría dejarme embaucar por una vida hedonista. Podría…pero ese no sería yo.

De cara a la galería sonrió, a veces hasta sin sentido. De puertas para a dentro, la situación varía como la marea. No pretendo engañar a nadie, en tal caso a mí mismo, pero aquellos sueños que tenia de pequeño ya los adapté a mi realidad. Y será de ilusos, pero tengo intención de perseguirlos aunque para ello tenga que librar muchas batallas y derramar muchas lágrimas de tristeza.

Estoy cansado del dicho « quien no arriesga, no gana », cansado de aplicarle mi toque pesimista personal de « quien no arriesga, no pierde ». Muchos pegarían por tener la suerte que he tenido yo en el terreno profesional, otros como yo, se lamentan preguntándose si merece la pena tanto esfuerzo, para después llegar a casa y estar solo. Craso error. Puesto que al llegar a casa, aunque no haya más personas, tengo una ventana con el mundo exterior, con MI mundo. Ese mundo que vuelve a hacer latir mi Corazón después de unos cuantos meses de cuidados intensivos. Un corazón que siempre guardara las cicatrices pasadas, pero que bombea la sangre con la misma intensidad que antes de los asaltos perdidos.

Los comienzos nunca fueron fáciles, y estoy precisamente en el comienzo de mi vida laboral. Hace apenas un mes que desembarqué en esta nueva aventura. Sin embargo, mis ganas de comerme el mundo y demostrar que merezco la pena se están viniendo abajo debido al típico refrán español de « vuelva usted mañana ». Solo hay un remedio:

Tiempo al tiempo, todo termina llegando de la forma más natural.

jueves, 8 de abril de 2010

Te quiero!


Rara forma de empezar, sobre todo por lo que implica. Pero es realmente cierto. Sé que he hecho muchas cosas mal, incluso sé que soy cansino, con un tema en concreto (mejor no lo nombro vale??) pero desde que aquella conejita me hiciera fijarme en ti, Lana si no recuerdo mal, se creó un vínculo entre nosotros que no soy capaz de superar, sobretodo porque no quiero.

Es cierto que nuestras vidas en poco o nada se parecen, o por lo menos a simple vista, puesto que ambos sabemos que de una manera extraña nuestros destinos están unidos. Si a ti te pasa algo negativo, a mi me termina pasando antes de que acabe el día, y por supuesto nos pasa lo mismo en el sentido positivo.

Claro, que tenemos que hacer la excepción en lo relativo a amores, puesto que si bien es cierto que no podemos compararnos físicamente, tú te los llevas de calle, y yo más bien termino siempre atropellado. Desde el día que te conocí siempre te dije que esos ojos llevaran a muchos a la perdición, y hasta el momento, creo que no puedes quejarte.

Hoy, « duro » día de trabajo, me he puesto a recordar cosas, sobre todo a ver las fotos de cuando nos conocimos, el miedo que tuve en aquel tren a parecerte un chico idiota, a que no nos lleváramos tan bien en persona como a través de la pantalla. Recuerdo nuestra gran pelea, porque yo no quería ir a la fiesta de tu familia, sino intentar conocer a aquel chico que como de costumbre solo buscaba reírse un poco de mi.

Recuerdo el mercado medieval, y las risas con tu amiga la fan de RBD. Por supuesto, con las fotos de nuestra pedazo comida (o mejor dicho entripada) en Laxe, se me ha abierto el apetito. En verdad, a tu familia no la he visto mucho, pero sinceramente, tengo muchas ganas de volver a verlos. Me reí también mucho cuando tus padres se disfrazaron de hippies. En fin, que no te imaginas los buenos recuerdos que tengo de mi primera escapada a la locura. Creo que ahí fue la primera vez que fui « gay » sin consecuencias negativas. Y todo te lo debo a ti, porque me trataste como si fuera normal, craso error, puesto que mi orientación sexual no será extraña, pero yo…un rato largo.

Las cosas han cambiado mucho, yo he cambiado mucho, y me supongo que tu también. A veces pienso que si me ves aquí en mi “salsa” te avergonzarías de mí, puesto que tantas aventuras y locuras de la mano principalmente de Julia, están provocando que mi sentido del ridículo desaparezca.

Ojala vinieras a verme, ojala encontrara la manera de irme un fin de semana a tu tierra. Ojala…porque sé que cuando yo puedo ir a verte, tu trabajas, y viceversa. Estoy cansado de tenerte en la distancia, cansado de no poder hablar contigo, cansado de no saber los puntos y comas del relato de tu vida. Pero me conformo pensando en todos los buenos momentos que hemos pasado juntos, incluso todas nuestras disputas me han hecho reír, porque es cierto que a cabezones no nos gana nadie.

Los días pasan y sigo sin poder conversar contigo como me gustaría. Sé que no quieres oírlo, pero sigo sin estar en la cumbre. Sé que estas cansada de mis quejas, y sé que en el fondo me comprendes, porque tu tampoco estas bien, pero lejos de querer contarte mis penas, necesito tu apoyo para seguir adelante, necesito al menos el oír tu voz, el sentirme comprendido, y ahí, ahí solo estas tu.

martes, 6 de abril de 2010

Solamente un número más


Hacía ya varias noches que no lograba conciliar el sueño. O mejor dicho, si lo conciliaba, pero en un momento determinado, a las 4 de la mañana, sin saber exactamente por qué, Loïc se despertaba sobresaltado con una simple palabra en la boca NUMERO.

Noche tras noche intentaba comprender qué quería decir con esa palabra, puesto que aunque se despertase sobresaltado, no conseguía nunca recordar a que venía. Incluso se sentaba en la cama, con los pies cruzados y la luz de la mesilla de noche encendida, para intentar descifrar dicho enigma.

No era la mejor época para él, en los estudios, dentro de que no le iba mal, el mismo se daba cuenta de que no se estaba esforzando lo suficiente, porque no encontraba la estimulación necesaria. No estaba en su ciudad, sus estudios lo llevaron por varias ciudades, hasta terminar convirtiéndolo en un cosmopolita sin dirección fija. Cada vez sentía menos apego a la ciudad que lo vio nacer, y por lo tanto, cada vez volvía menos, lo cual traía por el camino de la amargura a sus abuelas, puesto que aunque recibían dosis de información bastante a menudo, les faltaba la comprobación personal.

En cuanto a las relaciones con sus padres, pues la verdad es que dentro de que les estaba agradecido porque le pagaban los estudios que el quería, no tenia mayor relación con ellos que la estricta padre-hijo. Loïc hubiera deseado continuar siendo por siempre aquel niño travieso que tan cercano era a su padre, porque le hubiera gustado poder contarle su pesadilla. La situación no era grave ni terminal, simplemente, que estaba cansado de no conseguir descansar. Después del sofocón diario, no era capaz de retomar el sueño hasta una hora después, pues siempre intentaba hacer sus cábalas sobre el motivo de dicha palabra.

Dentro de escepticismo, hizo caso a uno de sus amigos que le propuso ir a una vidente, para que le diera alguna respuesta. Es estudiante, así que la única opción disponible era aquella señora que iba cada semana al bar de mala muerte de la periferia de la ciudad. Por el precio de una copa, te permitía hacerla dos preguntas. El día de ir llego, y con él la respuesta tan ansiada. Como de costumbre con estas cosas, la respuesta no fue esclarecedora, puesto que le genero unas cuantas otras nuevas en la cabeza.

La bruja le dijo lo siguiente: « Cuanto te despiertas diciendo numero, en realidad piensas en una cifra, por lo que veo cada día diferente y sin seguir ningún orden lógico, pero siempre asociada a ti » Tras esta respuesta Loïc tuvo clara la segunda y última pregunta. « Como puedo conseguir deshacerme de esta pesadilla? ». Esta vez, la respuesta fue más aclaratoria, la bruja le dijo que cada noche había un número, pero que por lo que ella veía cada noche había un chico diferente. Estas palabras hicieron venir a la cabeza la imagen de 10 chicos a los que conocía por haber sentido interés por ellos, pero que ahora tenía claro que habían aparecido en sus sueños.

De entre todos, solo había uno al que reconocía bien, su ex-novio, con el que después de mucho esfuerzo había conseguido tener una « amistad ». Precisamente el destino hizo que esa persona, fuese el amigo que le había propuesto el ir a la vidente. Sin dudarlo apenas un segundo, según salió del bar, llamo a Romain para preguntarle donde estaba. Siendo jueves, le extraño que estuviera en casa, pero sin dudarlo decidió presentarse en su casa. Aquella casa que volvería a visitar por primera vez después de haber terminado la relación. Ya no sentía nada por Romain, así que pensó que no habría ningún problema.
Cuando llego a casa de Romain, fueron directos a su cuarto, ya que en el salón estaban los compañeros de piso viendo el partido de futbol, y Romain estaba intrigado con las respuestas que su amigo había obtenido de la bruja. Después de toda la historia, Loïc aprovecho para pedir el libro que le dejo en su día, y que antes por vergüenza no había tenido el valor de pedírselo. Romain sin dudarlo, fue a buscarlo al tercer cajón de su mesa, donde lo metió el día que deicidio terminar la relación.

Fruto del azar, del destino, o quizás de la mala suerte, con el libro salto una hoja, que fue a parar a los pies de Loïc. Cuando fue a devolvérsela, no pudo evitar leer algunas líneas, y lo único que veía era una lista de nombres. De nombres masculinos, y él aparecía en dicha lista. El también tenía un número, era de los últimos.

En ese momento y sin que su ahora-amigo entendiera nada, Loïc salió sin decir adiós de la casa, con la respuesta a su pesadilla.

Llevaba ya tiempo que en el terreno amoroso no hacia más que dar tumbos, era una persona que necesitaba un novio, un apoyo estable, pero había dejado de creer que lo encontraría, después de algunas batallas perdidas. Sin embargo, lo que acababa de descubrir, había dado sentido a sus pesadillas. El, él era simplemente un numero mas para los chicos que significaron algo para él. Un numero más en la lista de conquistas, que lo único que hacía era minar mas la su tan ya menguada autoestima.

Lejos de amilanarse, y de irse a su casa a comerse la cabeza, Loïc decidió cambiar el cristal con el que miraba la pesadilla, para darse cuenta de que al final, todos tenemos una lista con nombres. Nombres de personas que han pasado por nuestra vida, y que para bien o para mal, nos han aportado algo. Intento hacer mentalmente « su » lista, pero termino bastante rápido.

Lo que comprendió es que la vida tiene muchos puntos de vista diferentes. Para él cada uno de los chicos con los que estuvo, significo una cosa para él, e imprimió una marca ilegible en él. Para otros, él no fue más que « otro mas » en la lista. Lejos de enfadarse o deprimirse, se sintió orgulloso de sí mismo, orgulloso de sus errores, de sus fracasos, puesto que gracias a ellos, él era ahora mismo esa persona. Quizás no espectacular, pero con amig@s fieles en los que apoyarse cuando la lotería de la vida le de otro número.

sábado, 3 de abril de 2010

Living in wonderland


No, otra vez lunes! Ya está sonando de nuevo el despertador…por suerte no es el mío, es el de Matt, que rápidamente se despereza y me da un beso de buenos días. Él sabe perfectamente que yo tengo todavía quince minutos más antes de levantarme y comenzar mi jornada, pero le encanta hacerme rabiar y despertarme con mimos.

Esta semana se cumple un mes desde que comenzáramos a vivir juntos. Ya llevábamos varios meses buscando un apartamento, puesto que ambos compartíamos piso, y desde los 2 últimos meses, lo único que hacíamos era dormir juntos, o bien en su casa o en la mía. Estoy súper contento de haber empezado esta nueva etapa. Es la primera vez que siento tener a alguien verdaderamente importante en mi vida. No tanto por el físico (que sin ansias de ser prepotente, está bastante bien), sino por su manera de comprendernos. Este último mes, no ha sido tan idílico como se suponía, debido a que cuando decidimos irnos a vivir juntos, yo me impuse el objetivo de decirlo en casa. Matt no me presiono para nada en mi decisión, puesto que el, dentro de su familia, ya hacia años que habían asumido con normalidad su sexualidad.

En mi caso, la verdad es que a mi madre poco la falto para decirme el típico « ya lo sabía », y dentro de que se llevo una decepción al saberlo, me dio un abrazo que no olvidaré. Con mis hermanos, la verdad es que tuve el apoyo de los dos, desde la distancia, ya que no es que seamos precisamente uña y carne, siempre fui el mas despegado en ese aspecto. Caso aparte fue mi padre. Ya suponía que seria así, ya suponía que se pondría como una furia y comenzaría a soltar improperios por su boca. Desde entonces no he cruzado palabra con él, sé que todavía necesita más tiempo para darse cuenta de que el sexo de la persona que me hace feliz no influye en el hecho de que sigo siendo su hijo y me quiere. Supongo que todavía tendrá que pasar un tiempo más, pero ahora, ahora tengo el apoyo de mi novio. Siempre había dicho que para tener el valor de afrontar mi realidad, necesitaba un apoyo al que agarrarme en las curvas. Este apoyo siempre han sido mis padres, pero en esta aventura, eran precisamente ellos los causantes del terremoto y necesitaba sentirme reconfortado de una manera que desgraciadamente mis amigos no podían suplir.

Este fin de semana, Matt me ha dicho que vamos a hacer algo especial, que prepare mi maleta, pero que no me va a decir a donde vamos a ir. Estoy nervioso, y estamos solo a lunes, pero me hace tanta ilusión que ya empiezo a ponerlo histérico con tantas preguntas intentando adivinar el destino. Con tantos gastos de cambio de casa, la verdad es que hacía tiempo que no salíamos ni siquiera a cenar, así que esta ocasión especial seria el punto de inflexión para volver a la vida social.

Como buen francés que se precie, Matt ya está pensando en cuando hacer la « cremallière » de nuestro apartamento. Yo la verdad es que no tengo demasiadas ganas, porque me conozco, y sé que terminaré bebiendo más de lo políticamente correcto, y no soy nada fanático de despertarme un domingo tras una noche de fiesta y tener la casa patas arriba. Aun con eso, no tengo derecho a voto, ya me ha dicho que vamos a hacerlo SI o SI. Y como bien sabe él, soy incapaz de decirle que no a nada.

Dentro de unos meses, por mi cumpleaños, ya hemos comprado los billetes para ir a España, será la primera vez que vayamos juntos, y aunque de momento no se si iremos a mi ciudad para ver a mis padres, está claro que le presentare a mis amigos. Va a ser gracioso ver a éste hablando lo poco de español que he conseguido enseñarle. Pero con su sonrisa fijo que termina metiéndose en el saco a todo el mundo. Este año va a ser especial, cierto que cumplo los malditos 25, el cuarto de siglo, pero también cierto que será la primera vez que pasaré mi aniversario con pareja.

viernes, 2 de abril de 2010

Diario de un suicida


Ya está casi todo preparado. Hace semanas que estoy buscando todo lo necesario para llevarlo a cabo, pero siempre me queda la duda de si al final tendré el valor. Sé que es una salida, para muchos desde fuera la mas fácil, para otros la mas absurda, pero para mí desde dentro, me parece la más obvia. Cuando no tienes nada más que hacer y nada más que aportar a la gente, mejor quitarse de en medio.

Gracias a este objetivo que me puse, la verdad que estas últimas semanas han pasado mucho mas rápido. Incluso he tenido estrés por conseguir el material necesario, puesto que evidentemente no existe una tienda de los suicidios. La gente de las tiendas cuando les explico lo que quiero, siempre se quedan extrañados, porque de seguido me preguntan para qué lo quiero, y mi respuesta obvia les provoca gestos caricaturescos de terror.

Solo hubo una persona que me encontré por la calle, que me hizo pensar profundamente en mi decisión. No sé por qué empezamos a hablar, supongo que sería fruto del destino, o quizás el azar, pero el hecho es que ahí estaba yo, en medio de una calle que no conocía de aquella gran ciudad, hablando con un sin techo. Nos sinceramos rápidamente, sabiendo que sería la primera y última vez que nos veríamos, pero con el feeling especial de saber que alguien quiere escucharte. Tras contarle mi historia, y mi decisión, el me miro extrañado. Pero su mirada no tenía nada que ver con aquellas otras de los vendedores, su mirada no era de terror, ni tampoco de pena, simplemente de incomprensión. El me conto sus problemas, y me dijo que también se le había pasado por la cabeza el suicidarse, pero que el día previsto, tuvo otra cosa que hacer. Me sorprendió en exceso esta respuesta, COMO VAS A TENER OTRA COSA QUE HACER EL DIA DE TU SUICIDIO??? Me explico entonces, que su abuela se puso enferma en el hospital, y que la única persona a la que había nombrado era a él. Evidentemente, hacía tiempo que su modo de vida había llevado a su familia a despojarle del apellido y por supuesto el trato era nulo, pero ellos hicieron el esfuerzo de encontrarlo en su esquina de siempre, esa esquina que llevaban 5 años evitando para no sentir vergüenza y deshonor, para contarle la última voluntad de su abuela.

Tras toda la historia que verdaderamente me afligió, me dio el consejo más sencillo que recibí desde que inicie mi objetivo final. Me dijo que si me quería suicidar, que no perdiera el tiempo en tantos preparativos, simplemente que fuera al metro y saltara a las vías del tren. Me dejo perplejo su aplomo a la hora de decirlo, y no pude más que preguntarle por qué no lo había hecho el antes. Otra vez, me sorprendió con su respuesta. Desde el día en que su abuela lo había requerido, el comprendió que dentro de que su vida es miserable, siempre había alguien que pensaba en el, « siempre hay alguien que en el último momento va a intentar sacarte del pozo » me dijo. Y es precisamente por ese alguien, por lo que él no se tiro a las vías. Simplemente por no dar el salto, sabiendo que con su acto dejaba al menos a una persona triste.

Tras hablar con este hombre, le deje todos los utensilios que había ido recuperando a lo largo del último mes, agradeciéndole la conversación amena que tuvimos y salté.

N.A. Como muchos otros, creo que el suicidio no es la solución, la vida esta para vivirla, y si no te gusta, poner todos los medios a tu alcance hasta convertirla en TU vida. Hasta el más necio tiene personas a su alrededor que llorarían su perdida. Conclusión: no lo hagas, estés donde estés te arrepentirás.

jueves, 1 de abril de 2010

En busca de la salida


De qué sirve sufrir, Para qué sirve pensar en las personas del pasado? Acaso ellos piensan en nosotros y sufren como nosotros lo hemos hecho?

Muchas preguntas se amontonan desde hace unos días en mi cabeza, quizás porque resulta que me estoy dando cuenta de que la vida del trabajador es muy solitaria si después cuando llegas a casa no tienes a nadie con quien hablar. Y más teniendo en cuenta que por el momento no se puede llamar casa a las cuatro paredes en las que yo duermo.

Hace tiempo escuché que es positivo que las personas sufran, expresando con ello que tienen sentimientos. A veces me planteo si el sufrimiento esta liado a la ignorancia, puesto que yo, que si lo pienso fríamente, no tengo motivos serios para estar triste, no me siento feliz. En cambio, un niño de África, que no sabe si tan siquiera tendrá agua potable para beber, consigue disfrutar al máximo con los pocos recursos que tiene. No pretendo hacer demagogia, puesto que soy el primero que está diciendo que sufre sin demasiado sentido. Simplemente que como de costumbre, doy demasiadas vueltas a las cosas.

Hay veces que no veo la salida, pero en este caso, en este preciso instante, tengo claro que debo huir. Creo que no lo hago en la dirección correcta, puesto que creo que me meto un poquito más en la boca del lobo, pero al mismo tiempo, saldré de la ciudad de las luces. Quien diría que la ciudad de mis sueños me está impidiendo precisamente realizarlos…

Dicen que huir es de cobardes, y en verdad así lo creo. Creo que el día que cogí mis maletas y salí de casa de mis padres muchos pensaron que fue un acto de valentía, pero en el fondo de mi corazón, yo sabía que era un acto de cobardía, que era una huida hacia un lugar donde poder encontrarme. Esa huida no tiene nada que ver con esta, ya sé quién soy, quizás no es 100% quien querría ser, pero poco a poco las experiencias y mis valores me irán llevando a ser esa persona que quiero. Esta huida es para buscar un punto en el camino recorrido desde el que crear una bifurcación. Un punto en el que por fin vea en el espejo al chico que se está quedando en los huesos, y reaccione. Un punto en el que por fin comprenda que ese acto de cobardía enorme que me saco de mi país ha dado sus frutos, que no mucha gente tiene la « suerte » que he tenido yo, de aprender a base de bofetadas en poco tiempo lo que la vida real nos depara. Ya nunca más seré aquel niño que salió de casa, hay veces que me comparo a mis compañeros, mis amigos, y veo que hay cosas que han cambiado, ya no veo ni importantes los enfados que llevaron al final de varias relaciones de amistad.

Es cierto que el tiempo aclara las cosas, y sobre todo relativiza las situaciones. No me creo precisamente maduro, porque siempre intentaré guardar mi pequeña parte de Jaimito, esa parte que se alegra por bobadas, esa parte que esta siempre pensando en cómo sorprender a los otros. Y la guardo, por el simple motivo de las alegrías que me llevo cuando por ejemplo alguien me envía un mail, o simplemente cuando alguien me viene a hablar al msn.

Supuestamente soy católico, más por educación que por creencia propia. Claro que creo que hay algo que escapa a nuestro conocimiento, pero en verdad, tengo la ferviente creencia de que al final todo lo que damos, lo recibiremos. Se puede llamar karma o como sea, pero creo que si te guías con un poco de coherencia, en algún momento de tu vida, serás recompensado.