miércoles, 3 de diciembre de 2008

El día D


Me acababan de nombrar. Me dijeron donde tenía que sentarme, supongo que lo harían de forma agradable, pero la verdad es que en mi estado, lo único que acerté a entender fue un dedo señalándome un asiento.

No era la primera vez que me ponía delante de un papel para demostrar lo que sabía, pero quizás si era la primera vez en la que no tenía tan claro que hubiese muchas oportunidades. Sabía que había trabajado, que el temario estaba bien ordenado en mi cabeza, puesto que soy una persona bastante maniática en este aspecto, y me gusta tener controlado lo máximo posible.

Llevaba ya un tiempo esperando que esto sucediese, si bien la noche anterior lo único que quería era volver atrás, coger el reloj de arena y hacer que unos cuantos granos volviesen al compartimento de arriba, para así tener más tiempo para prepararme. Me entró pánico, incluso estuve llorando, era efecto de los nervios que tenía, y quizás también en parte estaba el hecho de que no quería decepcionar a nadie, aunque por mucho que esto sonara bien en mi cabeza, tenía claro que era a mí a quien no quería decepcionar.

Ya era la hora, ya me daban el papel que podía encargarse de facilitar mi futuro, al comenzarlo a leer, me di cuenta de que mi pulso estaba alterado, no era capaz ni tan siquiera de coger el bolígrafo sin que me temblara la mano. Justo en ese momento, me pasaron muchas imágenes por mi cabeza, de mi familia, de mis amigos, de todos aquellos que me habían deseado “suerte” de corazón. Decidí que así no iba a conseguir nada, que tenía que afrontar con la mayor tranquilidad posible el reto que, justo en ese momento, tenía delante de mí.

Así lo hice, comencé con la primera pregunta, y me permití el lujo de pensar qué fácil era, hice una primera ronda contestando a aquellas que tenía claras, para posteriormente y con calma ir leyendo las dudosas. Siempre me ha pasado lo mismo en estas circunstancias, el tiempo pasa de una manera totalmente diferente a mi vida ordinaria, así que cuando tuve la certeza de que ya no sabía más preguntas, todo acabó.

Lo más sorprendente que percibí al salir de la sala fue que, ahora era libre. Todo el tiempo que había utilizado en prepararme había surtido efecto, porque tenía esperanzas. Claro que podía haberlo hecho mejor, pero la sensación de haberme defraudado no la tenía.

Ahora sólo queda retomar mi vida, retomar aquellos puntos que dejé al margen antes de embarcarme en este reto. Seguir dando paso a paso en los diferentes aspectos de mi vida. Soy joven, tengo tiempo de hacer locuras, sé que soy responsable, creo que es el momento de que me de algún capricho, y más aun teniendo en cuenta las fechas que se avecinan.

La Navidad para mí es tiempo de poder estar con la familia. La verdad es que espero que el año que viene podamos reunirnos los mismos que lo hagamos este año, significará que no hubo daños colaterales debidos al imparable tiempo. Para todos, ¡Feliz Navidad y que tengáis un buen año nuevo!

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