miércoles, 3 de diciembre de 2008

Vacaciones al aire libre


No sé cómo empezar, creo que hay veces que empezando por el final las cosas están más claras, así que ¡Feliz Navidad y Año Nuevo! a todos.

Estoy de nuevo intentándome acomodar a otra ciudad, no niego que echo en falta cosas de mi vida hace un año, pero al mismo tiempo, creo que estoy en la dirección correcta. Ya es hora de hacer algo por el futuro, las experiencias son siempre enriquecedoras, pero no toda mi vida tendré quien me subvencione mis sueños.

He cerrado una etapa para comenzar otra, quizás pensé que estudiar no me iba a atraerme, pero me equivoqué. Claro que hay días en los que me faltan mis amigos, o más bien casi tengo que decir mi familia, porque así los considero. Todos ellos están dentro de mí, tienen un hueco en mi corazón, sonara cursi, pero es así, los quiero y voy a hacer todo lo necesario para no perder la relación con todos y cada uno de ellos.

No he escrito todavía mis deseos para el nuevo año que vamos a comenzar. Espero que en lo académico las cosas me vayan bien, por lo menos tengo ganado el hecho de que me gusta lo que estudio. En cuanto a familia y amigos, lo típico de salud para todos, pero a ver si de una vez me toca a mí la china y encuentro una persona que quiera perder su tiempo conociéndome.

Creo no ser una persona muy materialista, o por lo menos, considero que hay aspectos bastante más importantes en mi escala de valores, que espero seguir afianzando este año. Un ejemplo claro, es hacer más estrechos los lazos de unión con algunos miembros de mi familia.

Hace unos días realicé una extraña actividad, hacía tiempo que no desconectaba de todo de una manera tan brusca, y debo decir que la experiencia fue como siempre positiva. Conocí a nuevas personas, o mejor dicho continué el proceso de conocerlas en el transcurso de las más variopintas actividades, que me llevaron desde convertirme en la niña del exorcista hasta cargar en un carretillo leña para calentarnos alrededor de la estufa.

Necesitaba algo como esto, puesto que había empezado a sentirme sólo, no encontraba personas que quisiesen quedar conmigo, no me refiero a que no tengo amigos, sino que éstos últimamente están ocupados, y se olvidan de sacar el tiempo que yo necesito.
Ese tiempo, si bien cada vez va siendo más escaso debido a las múltiples obligaciones que tiene cualquier estudiante, lo sigo reservando como mínimo cada fin de semana.

Es curioso darse cuenta de lo poco que necesitamos en realidad para pasar un buen rato, deberíamos tener más claro que la felicidad no es un estado permanente, sino que son momentos determinados en los que por azar consideramos que todo está bien.

Al fin y al cabo, la vida no se mide por las veces que respiras, sino por los momentos que te dejan sin aliento.

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