domingo, 23 de noviembre de 2008

La importancia de los ojos!


No me importaba. Sí que me fijaba en lo que te hacías en el pelo, en si estabas afeitado o no, en como ibas vestido, si llevabas la colonia que tanto me gustaba, todo esto aunque no te lo decía sí que lo inspeccionaba cada vez, pero nunca decía nada puesto que no era ni mucho menos lo más importante. Eran esos ojos, los que me daban tranquilidad, los que hacían perder todo el nerviosismo, siempre te dije que en ellos veía algo especial, una luz diferente.

Creo que intenté explicártelo muchas veces, aunque en verdad pienso que en el momento en el que lo sientas, es cuando verdaderamente lo comprenderás. Eras mi amuleto, sabía que si estabas cerca de mí, todo iría bien, fuesen exámenes, reuniones, o incluso estando con los amigos. No hacía falta ni que habláramos, simplemente valía el hecho de saber que estabas.

Ahora echo en falta ver esos ojos, quizás me he vuelto a sumir en la oscuridad, pero estoy seguro que alguien vendrá, que otra persona me volverá a mostrar el camino a través de sus ojos, lo que tengo claro es que no era el momento, o sobre todo, no era la persona correcta, no eran los ojos que me tenían que guiar hasta el fin del mundo.

No es en plan melodramático, puesto que yo, tengo la suerte de tener muy buenos amigos, aunque no les pueda ver a menudo para tranquilizarme con sus ojos, están de una forma que tu no conseguiste alcanzar. Gracias a la amistad, tienen un hueco en mi corazón, y por ello, siento las cosas que me dicen, siempre sé que no me dicen lo que quiero oír, sino lo que debo saber.

Ya los tenía cansados de escuchar cosas de ti, incluso aunque yo sólo les contaba lo positivo, el hecho de que me sabías calmar, que sabías darme confianza en mí mismo, ellos mismos se daban cuenta de que la realidad no era tan bonita como yo la pintaba, antes incluso de que yo mismo llegara a esa conclusión.

No me sirve de nada arrepentirme, y no voy a borrarte de mis recuerdos, simplemente espero haber aprendido la lección, y no volver a caer en los encantos de unos ojos bonitos nada más verlos. Esto a mi me parece triste, puesto que cada vez que algo acaba, y sobre todo, cada vez que algo acaba y me duele, termino poniéndome una armadura más resistente, que hace cada vez más difícil el conocerme. Es más, ha llegado un momento en el que ya tengo hasta miedo de coger cariño a las nuevas personas que entran en mi vida, a sabiendas de que algunas de ellas se bajarán del autobús a medio camino, dejándome un hueco doloroso.

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