jueves, 20 de noviembre de 2008

El despertar


Era ya tarde, llegaba tarde a mi cita diaria con Morfeo, y todo por una razón. TU. Puestos a arriesgarse, pensé que si me hablabas, debía esforzarme al máximo para que encontraras la conversación interesante y así intentar tenerte más cerca.
Como siempre, todo esto ocurría a través del ordenador, era la única conversación que mantenía por el Messenger, puesto que ya eran horas en las que todo el mundo había recogido.

Una vez decidí irme, lo hice con el convencimiento de que dormiría bien, puesto que había conseguido mi objetivo, me habías hablado. Esa noche paso rápido, quizás incluso demasiado, porque no me dio tiempo a descansar, lo cual no hubiese sido un problema, si a la mañana siguiente no hubiese tenido aquel despertar. Creo que fue después de que sonara el despertador, a las ocho de la mañana, cuando tras darme una pequeña vuelta en la cama te vi, estabas a mi lado y me susurraste buenos días. No podía ser real, no podías estar en mi cama, pero aunque solo fue un segundo, me sentí la persona más feliz. ¡Te había conseguido!

Ahora sí que sonó realmente el despertador, y en mi cama solo estaba yo. La rutina diaria me esperaba, y me temía que por mucho que hubiese hecho un pacto de indiferencia, no iba a conseguir dejar atrás las ideas en mi cabeza. Tuve momentos de estrés debido a la agenda que me esperaba aquel día, en verdad se supone que me tendría que haber sentido mal por dicho agobio, pero gracias a él, no tuve tiempo de que mi cabeza volviese a su mundo, todo el día sin parar, para llegar de nuevo a casa y en la soledad de mis cuatro paredes volver a mi realidad, volver a pensar en todo, aún sabiendo que lo único que hacía era daño, y a la persona equivocada, a mi.

Decidí no conectarme, creí que así conseguiría mantener alejadas las ansias de hablarte, por lo que me dispuse a ver una peli desde mi cama. Pensaba que cualquier película estaría bien, pero gracias al destino, o a mi mala suerte, escogí una película romántica, que si bien por un lado me encantó, por otro lado, cuando acabó, me hizo pensar en ti, me hizo soñar con tenerte.

No creo que sea una persona rara, simplemente creo que debido a la cantidad de tiempo que tengo para mí, una gran parte del mismo lo dedico a dar vueltas y vueltas a las cosas, por insignificantes que sean, con el simple propósito de intentar encontrar las piezas escondidas necesarias para resolver este acertijo, para adivinar lo que hay en tu cabeza, para saber si en ella hay un hueco, aunque sea pequeño, para mí.

Sé que no debería, sé que debería dejar todo al destino, y disfrutar más del día a día, de la gente que me rodea, pero mi parte ambiciosa, anhela tener todo controlado, todo bajo control y a poder ser en la dirección que yo quiero. La vida no es así, no gira alrededor mío, puesto que cada uno tiene su mundo, con sus gustos determinados, que hacen imposible que yo controle todo. Es lo que debo aprender, es lo que quiero aprender, puesto que en el hecho de que las cosas no salgan como yo me lo propongo, está la genialidad de la vida. En el momento más inesperado, puede ocurrir aquella situación que siempre he buscado, por lo mismo que en ese mismo momento puede ocurrir justo todo lo contrario. El hecho de no saber qué pasará mañana me produce nerviosismo, pero nunca me negaré a despertarme cada día esperando que se cumpla mi sueño de tenerte a mi lado.

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