martes, 27 de abril de 2010

Crossroads


Qué es lo que puedes hacer cuando te encuentras en una encrucijada? Como afrontar realidades paralelas? Como encontrar la solución acertada, para no tener que dar marcha atrás a posteriori…

Son muchas preguntas las que vienen a mi cabeza en estos momentos. Muchas dudas que incluso afectan a mi futuro más próximo. El dinero no da la felicidad, pero ayuda y mucho, sobre todo cuando ves que necesitas desconectar, desaparecer, volverte invisible en los brazos de esas personas que te curan solo con escucharte. Ya no tengo ganas de llorar, el tiempo ha pasado, la rabia se apodero de mi cuerpo por unos días y trajo consigo la destrucción de recuerdos físicos. Un error que debo a la inconsciencia, puesto que físicamente esos recuerdos no están, pero en mi cabeza están instalados en un rincón especial, y sobretodo inolvidable.

Y si?…no paro de hacer conjeturas. Estoy cansado de crear mi cuento particular de la lechera, cansado de buscar el apoyo en personas que ni tan siquiera recuerdan mi nombre o mi apellido. Sobre todo porque al final el único decepcionado soy yo.

Los días comienzan a ser más largos, incluso hace bueno en esta ciudad de las luces, pero bien sea por la escasez de dinero o bien por la falta de conocidos, las 4 paredes se convierten en mis confidentes. Al llegar a “mi casa”, ya no tengo ni ganas de ponerme delante del ordenador, las grandes jornadas en el trabajo enfrente del mismo, me quitan toda ilusión por encontrar a mis amigos en la noche. El hecho de madrugar salvajemente y sobretodo no nutrirme ni la mitad de lo debido, hacen que el interruptor OFF de mi organismo se active cada vez más pronto. Pero todo me da igual.

La brújula sigue estropeada, mi norte no sé ni donde se encuentra, porque lo único que me guía es la necesidad de unos brazos que me abracen en la noche y me reconforten cuando a las 4 de la mañana me despierte con la misma pesadilla.

Es curioso sentirte más solo en una metrópolis que en un pueblo, es insólito en mí el tener miedo a ser conocido, el tener miedo a ser tratado de inferior una vez más. Sirve de algo querer coger el toro por los cuernos? Sirve de algo afrontar un día más con la sonrisa en la cara? Al fin y al cabo, todo va a suceder igual, los días pasan rápido, y no soy capaz de encontrar la motivación para disfrutarlos como se merecen.

No estoy triste, simplemente perdido. Con ganas de comerme el mundo, pero con la certeza de no tener en estos momentos las herramientas necesarias. Vagabundear por las oscuras y quizás peligrosas noches de Paris no es lo más recomendable, pero la adrenalina que corre por mis venas cuando veo a alguien “peligroso” que pasa cerca de mí, me hace sentirme vivo. Muchas veces me pregunto si la gente que comparte vagón conmigo estará tan vacía por dentro como aparentan. A veces tengo la certeza de que los mas ignorantes son los más felices, y que los que mucho esperamos, todo perdemos en la espera.

Necesito hablar, necesito expresarme, necesito el tener una casa amiga en la que refugiarme, un compañer@ de películas, alguien con quien dar un paseo los días que haga bueno. En fin, necesito cambiar las canciones de mi Ipod, puesto que he llegado a un nivel que hasta en modo aleatorio sé la canción que va a seguir.

Y justo delante, se acerca la encrucijada, una decisión simple, rápida, pero al mismo tiempo dolorosa. Qué hacer, tener en cuenta el pasado, continuar por el camino natural, o arriesgarse y buscar experiencias nuevas…

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