miércoles, 21 de abril de 2010

De la forma más natural

Lo días pasan, los meses pasan, incluso los años pasan. El tiempo es nuestro enemigo infranqueable. Por mucho que nos empeñemos en esquivarlo, lo único que podemos hacer en su contra es disfrutar del dicho « carpe diem ».

Mucho tiempo ha pasado ya. Más de tres años de luchas interiores, mas de tres años preguntándome la razón de dicho castigo. Muchos ríos de tinta han corrido, expresando todo mi desasosiego. Ríos de tinta acompañados evidentemente por lágrimas y noches sin dormir.

No puedo especificar un día concreto en el que algo cambiara en mi interior, desde la distancia que me otorga el tiempo, creo ciertamente que fue así desde el principio, desde MI principio. Simplemente un día, mi subconsciente dejo de engañarme con falsas promesas de amor eterno, y me mostro la realidad. Esa realidad que ha marcado estos últimos años de mi vida. Es extraño de decir, pero ahora dentro de mi escepticismo, ya no considero que sea un castigo, sino más bien una característica más que junto con cualidades y defectos dan como resultado la persona que soy.

Creo estar en un momento clave de mi vida. Sinceramente, creo estarlo por el hecho de que nunca antes me había encontrado tan perdido. La brújula que me indicaba el camino, debe de estar averiada, porque mi norte varía en función de los latidos de mi corazón. Me consideraba una persona racional dentro de mi inquietud, pero estos tres años me han demostrado que soy más visceral de lo que cabía imaginar. Estoy en un enclave a nivel general. En cuanto a lo profesional, no sé qué camino escoger, o mejor dicho, ni tan siquiera sé en que país quiero buscar dicho camino. Quizás me nuble la vista la inseguridad que siento en esta ciudad al tener cerca mi vida pasada. En lo personal, qué decir…he luchado mucho por obtener lo que en tantas películas he visto. Me he aferrado con uñas y dientes a realidades ficticias e ilusiones infantiles, he librado batallas que siempre he perdido, por el simple hecho de no haber sabido prepararme para el asalto final.

Fácil sería decir que quiero cambiar, simple a decir que el amor no existe. Podría seguramente disfrutar de la locura de estos últimos años de juventud, podría incluso buscar un compañero semanal que calmase mis pesadillas nocturnas y me hiciese sentir deseado. Podría dejarme embaucar por una vida hedonista. Podría…pero ese no sería yo.

De cara a la galería sonrió, a veces hasta sin sentido. De puertas para a dentro, la situación varía como la marea. No pretendo engañar a nadie, en tal caso a mí mismo, pero aquellos sueños que tenia de pequeño ya los adapté a mi realidad. Y será de ilusos, pero tengo intención de perseguirlos aunque para ello tenga que librar muchas batallas y derramar muchas lágrimas de tristeza.

Estoy cansado del dicho « quien no arriesga, no gana », cansado de aplicarle mi toque pesimista personal de « quien no arriesga, no pierde ». Muchos pegarían por tener la suerte que he tenido yo en el terreno profesional, otros como yo, se lamentan preguntándose si merece la pena tanto esfuerzo, para después llegar a casa y estar solo. Craso error. Puesto que al llegar a casa, aunque no haya más personas, tengo una ventana con el mundo exterior, con MI mundo. Ese mundo que vuelve a hacer latir mi Corazón después de unos cuantos meses de cuidados intensivos. Un corazón que siempre guardara las cicatrices pasadas, pero que bombea la sangre con la misma intensidad que antes de los asaltos perdidos.

Los comienzos nunca fueron fáciles, y estoy precisamente en el comienzo de mi vida laboral. Hace apenas un mes que desembarqué en esta nueva aventura. Sin embargo, mis ganas de comerme el mundo y demostrar que merezco la pena se están viniendo abajo debido al típico refrán español de « vuelva usted mañana ». Solo hay un remedio:

Tiempo al tiempo, todo termina llegando de la forma más natural.

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