jueves, 8 de abril de 2010

Te quiero!


Rara forma de empezar, sobre todo por lo que implica. Pero es realmente cierto. Sé que he hecho muchas cosas mal, incluso sé que soy cansino, con un tema en concreto (mejor no lo nombro vale??) pero desde que aquella conejita me hiciera fijarme en ti, Lana si no recuerdo mal, se creó un vínculo entre nosotros que no soy capaz de superar, sobretodo porque no quiero.

Es cierto que nuestras vidas en poco o nada se parecen, o por lo menos a simple vista, puesto que ambos sabemos que de una manera extraña nuestros destinos están unidos. Si a ti te pasa algo negativo, a mi me termina pasando antes de que acabe el día, y por supuesto nos pasa lo mismo en el sentido positivo.

Claro, que tenemos que hacer la excepción en lo relativo a amores, puesto que si bien es cierto que no podemos compararnos físicamente, tú te los llevas de calle, y yo más bien termino siempre atropellado. Desde el día que te conocí siempre te dije que esos ojos llevaran a muchos a la perdición, y hasta el momento, creo que no puedes quejarte.

Hoy, « duro » día de trabajo, me he puesto a recordar cosas, sobre todo a ver las fotos de cuando nos conocimos, el miedo que tuve en aquel tren a parecerte un chico idiota, a que no nos lleváramos tan bien en persona como a través de la pantalla. Recuerdo nuestra gran pelea, porque yo no quería ir a la fiesta de tu familia, sino intentar conocer a aquel chico que como de costumbre solo buscaba reírse un poco de mi.

Recuerdo el mercado medieval, y las risas con tu amiga la fan de RBD. Por supuesto, con las fotos de nuestra pedazo comida (o mejor dicho entripada) en Laxe, se me ha abierto el apetito. En verdad, a tu familia no la he visto mucho, pero sinceramente, tengo muchas ganas de volver a verlos. Me reí también mucho cuando tus padres se disfrazaron de hippies. En fin, que no te imaginas los buenos recuerdos que tengo de mi primera escapada a la locura. Creo que ahí fue la primera vez que fui « gay » sin consecuencias negativas. Y todo te lo debo a ti, porque me trataste como si fuera normal, craso error, puesto que mi orientación sexual no será extraña, pero yo…un rato largo.

Las cosas han cambiado mucho, yo he cambiado mucho, y me supongo que tu también. A veces pienso que si me ves aquí en mi “salsa” te avergonzarías de mí, puesto que tantas aventuras y locuras de la mano principalmente de Julia, están provocando que mi sentido del ridículo desaparezca.

Ojala vinieras a verme, ojala encontrara la manera de irme un fin de semana a tu tierra. Ojala…porque sé que cuando yo puedo ir a verte, tu trabajas, y viceversa. Estoy cansado de tenerte en la distancia, cansado de no poder hablar contigo, cansado de no saber los puntos y comas del relato de tu vida. Pero me conformo pensando en todos los buenos momentos que hemos pasado juntos, incluso todas nuestras disputas me han hecho reír, porque es cierto que a cabezones no nos gana nadie.

Los días pasan y sigo sin poder conversar contigo como me gustaría. Sé que no quieres oírlo, pero sigo sin estar en la cumbre. Sé que estas cansada de mis quejas, y sé que en el fondo me comprendes, porque tu tampoco estas bien, pero lejos de querer contarte mis penas, necesito tu apoyo para seguir adelante, necesito al menos el oír tu voz, el sentirme comprendido, y ahí, ahí solo estas tu.

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