domingo, 15 de mayo de 2011

Gala de Eurovisión 2011


Nunca pensé que un festival de Eurovisión pudiese aportarme tanto.

Ya hace unas semanas que decidí cambiar. Que decidí dar un nuevo rumbo a mi vida, para intentar volver a ser YO. Alguien que ríe, alguien que llora, pero sobretodo alguien que sabe disfrutar de los pequeños momentos de la vida.

Es pronto para decirlo, quizás incluso vuelvo a utilizar una cierta bipolaridad para afirmar que hoy, soy feliz.

Esta semana ha implicado varios retos, algunos de ellos han sido un fracaso, pero otros me han aportado grandes dosis de esperanza.

Como me dijo hace unos meses aquella vidente de Valladolid, algunas personas volverían a mi vida, no todas, pero si las necesarias para poder encontrar mi lugar. Cierto es que me quedé en lo superficial, puesto que con lugar entendí que hablaba geográficamente, pero aparentemente, se refería a mi lugar conmigo mismo.

No va a ser fácil, es más, estoy seguro que habrá momentos en los que volveré a flaquear, y no tendré ganas de continuar con la batalla. Habrá momentos de soledad, de tristeza, pero sobre todo, estoy seguro al máximo que habrá momentos de miedo. Miedo a encontrar nuevas personas, miedo a nuevos retos, miedo a ser decepcionado, pero aún más importante, miedo a decepcionar al resto.

Esta semana intenté restablecer contacto con el chico (hetero) que considero como la persona que me hizo darme cuenta que soy especial, pero no por el sexo de las personas a las que amo, sino por como soy. Esa persona, es muy especial para mí, puesto que no tuve necesidad de decirle nada, directamente lo entendió, e intentó hacerme ver que él me quería así. Sin embargo, no ha dado señales de vida. He debido de convertirme en un cero a la izquierda para él, pero conociendo mi tesón, sé que volveré a la carga para intentar conseguir mi meta, volver a ser amigos cercanos.

Por otro lado, di señales de vida a esa persona especial para mí. Hace más de un mes que no lo veo, y aunque se me hace eterno, creo que es bueno para ambas partes. Para él, porque está ocupado con sus trabajos de fin de carrera, y para mí, para darme cuenta de que saber esperar es a veces la mejor solución. No creo que exista ambigüedad entre nosotros. Simplemente que no nos sentimos atraídos de la misma manera, pero aunque en un inicio eso me hizo daño, ahora sé que lo quiero en mi vida. Idealmente como novio, pero en la realidad, sé que como amigo será también genial.

Para continuar con la semana de los retos, el jueves 12 de mayo, hacía dos años que conocí a la persona que más influyó en mi vida. Para bien, y para mal. Decidí salir de mi concha para volver a la vida social. Sin rencor, pero sin indiferencia, me mostro que no me cerraba las puertas tras más de 6 meses de desaparición voluntaria. Fue él quien me invito a ver el festival de Eurovisión en su casa, tal como hiciéramos el año pasado.

Al mismo tiempo, recibí una llamada alentadora para un futuro trabajo, sin nada seguro, pero con buenas sensaciones que espero comiencen a solucionarse la semana que comienza mañana. Será un reto, no sé si forma parte de mi meta, pero sé que puede ayudarme a conocer mis objetivos.

Tuve valor para enfrentarme a retos objetivamente nimios, pero difíciles para mí. Fui capaz de terminar sintiéndome bien al otro lado del objetivo, con resultados que pronto enseñaré, pero sobre todo con resultados que aumentaron en un pequeño grado mi autoestima.

Por último, afronté mi miedo mayor el viernes al comenzar la noche. Una cita que no podía eludir por más tiempo, pero que al mismo tiempo y siendo sincero, me hubiera gustado evitar. El psicólogo. Sé que lo necesito. Sé que yo solo no soy capaz de salir a flote de mi peor enemigo: Yo mismo. Mi falta de autoestima me hace ser inestable, conmigo, pero sobre todo con los que me rodean. He decidido coger el toro por los cuernos, y aun siendo unos cuernos aparentemente de oro debido al precio, creo que esta vez voy a agarrarme fuerte y luchar. Luchar por lo que quiero ser, por volver a reír, sin plantearme si tengo cara de bobo. Volver a mirarme al espejo y pensar que me puedo comer el mundo. Salí con buenas vibraciones, pero con miedo a tocar temas tabús. Miedo que sé que tendré que afrontar muy pronto, puesto que para salir del hoyo, es necesario verificar todos los pilares. Y ahí está el problema. Profundizar en mi relación con mis padres. Sé que va a doler, pero sé que por las buenas no he sido capaz de entender que mi vida es mía, que puedo aceptar consejos, pero que solo yo puedo saber lo que quiero. Habrá que aprenderlo con ayuda externa…

Y llego el día: Eurovisión. Cual noche de reyes, no podía esperar, tenía por un lado miedo de que llegara el momento, y por otro ansias de que no pasara. Miedo a volver a verlo. Al guardián de mis sentimientos. A la persona que un tiempo culpé de todos mis males. Habían pasado muchos meses, en parte de duelo por la marcha de un ser querido, y en parte de reclusión para curar bien la herida y no poner una venda a la realidad. Llegué. Me alegré de ver a gente que debido a daños colaterales dejé de ver. Y me alegré de verlo a él. Sinceramente, me sorprendí, o me sorprendió, o las dos cosas. Todo pasó con suma normalidad, como si el tiempo no hubiese pasado, pero las heridas si hubiesen cicatrizado. Él estaba ahí. No sé si con un amigo o con su nuevo novio, pero me dio igual. Yo ya no siento ningún tipo de atracción sexual hacia él. Quería saber de su vida, quería saber más de la noticia bomba que me lanzó, su marcha a la capital del país oriental por un año. No hablamos mucho, hubo momentos de cierta frialdad en los que me sentí un poco excluido, pero era normal. Había dejado mi círculo de amigos, y era necesario tiempo para volver a formar parte del mismo. El azar hizo que el nuevo amigo llevara la camisa que llevo buscando varias semanas. Me cayó bien. Lo cual me sorprendió. Pero más me sorprendió que Arnaud me respeto enormemente.

Salí de la fiesta con una propuesta para vivir allí, en la ciudad de mis sueños, pero más concretamente en la casa en la que siempre quise vivir, con las compañeras de piso que ya conozco, y sobre todo, con nuevas historias que vivir. El día D está previsto para Agosto, mismo momento en el que el avión oriental sale de Paris. Tengo la opción de elegir habitación, y aun sabiendo que las vistas son mejores, creo que el pasado hay que dejarlo pasar, y la habitación en la que un día fui feliz ha de ser para otra persona.

Ahora sólo me planteo unas preguntas: conseguiremos ser de una vez por todas amigos, o conocidos? Es cierto que por fin he superado el pasado? (porque me resulta extraño pensar que al fin salió de mi corazón…Y por último pero no por ello menos importante, conseguiré que Jérémy venga a mi futura casa a cenar ?

Hoy sólo tengo clara una cosa. Qué bien hice en ir a esa “soirée”.

No hay comentarios: