jueves, 30 de diciembre de 2010

Te odio!!

Pero te odio porque te quiero, y creo que nunca llegarás a ser indiferente para mí. Ya no sé qué hacer, me estoy volviendo desquiciado, porque soy incapaz de olvidarte. El tiempo cura las heridas, cierto, pero ese mismo tiempo, crea falsos ídolos en mi cabeza. Y lo que es peor, falsos ídolos en mi corazón.

En breve hará un año que me rompiste el corazón. Ese corazón que poco a poco se ha reconstruido, pero en el que hay cicatrices que jamás desaparecerán. Me di en cuerpo y alma a ti, disfruté y sufrí como en mi vida, pero al final, nuestros caminos se separaron. Fuiste tú quien abrió la caja de pandora, tú quien tuvo el valor de marchar, y desgraciadamente tú, él que me quitó mi virginal concepto del amor verdadero.

Nadie antes tuvo ese poder en mí. Y nadie a partir de ahora lo volverá a tener. Es de cobardes anclarse en el pasado, pero en el nivel afectivo, esta batalla me hizo levantar la bandera blanca y dar la guerra por perdida.
Cierto que me gusta saber de ti, cierto que confío en ti, pero también es cierto que me engaño a mi mismo diciéndome que perdí al hombre de mi vida. Por dos razones fundamentales, una, porque en el fondo de mi corazón creo que no lo eras, y dos, porque nunca te tuve.

Estoy cansado de sentirme mal, cansado de tener miedo a verte con otros, aun a sabiendas que ya has tenido inquilinos en tu cama y supongo que en tu corazón.
No sé qué es lo que hay en mi cabeza. Estoy totalmente perdido. Una nueva aventura debía comenzar en el 2011 para mi, mi primer empleo, en la ciudad que siempre consideré como la ciudad de mis sueños…

Ya no sé qué hacer. Creo que no voy a ser capaz de verte como uno más, no por el hecho de que me duela verte con otros, sino por el hecho de que jamás seré para ti ni la mitad de importante de lo que tú eres todavía para mí. Mi vida estaba a tú alrededor, o al menos, mi vida en ese país. Quizás esté llegando el momento de volver a huir. De volver a buscar un nuevo lugar donde comenzar otra falsa vida.
Me miento a mi mismo cada noche. Pienso que algún día alguien más aparecerá en mi cama para abrazarme y darme aquellos besos que me fueron negados. Todas las noches me quedo despierto hasta altas horas de la madrugada preguntándome qué defecto insalvable tengo para que las personas que elijo sean incapaces de quererme. Me planteé que me gustan los discapacitados sentimentales, pero eso no es una excusa para la angustia que me abraza desde hace ya muchos meses.

No tengo miedo a la soledad, pero tampoco sé disfrutarla. Mi cabeza es un hervidero de pensamientos, de conjeturas, de cábalas normalmente pesimistas que me impiden vivir mi vida, o en su defecto, de tener el coraje de vivir la vida que sueño.
Cada noche me despierto y pienso en ti, en los sentimientos que expresaban mis facciones cuando me abrazabas, en el falso cariño que pensé que recibía de tu parte. Al pasearme por mi casa, recuerdo los momentos íntimos que pasamos en las diferentes habitaciones, teniendo claro lo sumiso y arrastrado que me comporté en una supuesta relación de igual a igual.

Ya no sé qué hacer. Me prometí que si llegaba en malas condiciones al final de este año, pensaría seriamente en cómo afrontar la situación. No disfrute del día de mis 25años, pero por mis problemas “imaginados”. No tengo claro si un psicólogo podría ayudarme, tampoco el cariño de los míos. Y lo peor de todo es que sé que me lo busqué, por idealizar falsos dioses, y por seguir reprochándome el ser homosexual para no tener confianza en mí mismo. Soy INCAPAZ de valorar las metas que voy obteniendo con esfuerzo, infravalorando los resultados. Ambición, a veces considerada como cualidad, pero en mi caso sinónimo de perdición.

No hay comentarios: